Cartas al director

Savater y la religión

Fernando Savater, nuestro intelectual actual por autonomasia, publica en EL PAIS del 8 de septiembre un artículo titulado Embajador en el infierno. En defensa de la tolerancia hace en el primer párrafo un juicio definitivo sobre la intolerancia de la Iglesia católica. El párrafo está lleno de prejuicios, agresividad, generalizaciones, dogmatismo e intolerancia. Es pena que un autor de la honestidad, competencia, agudeza y brillantez de Savater abandone automáticamente su rigor intelectual en cuanto trata una cuestión relativa a cualquier religión de cualquier marca. Es sonrojante, por e...

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Fernando Savater, nuestro intelectual actual por autonomasia, publica en EL PAIS del 8 de septiembre un artículo titulado Embajador en el infierno. En defensa de la tolerancia hace en el primer párrafo un juicio definitivo sobre la intolerancia de la Iglesia católica. El párrafo está lleno de prejuicios, agresividad, generalizaciones, dogmatismo e intolerancia. Es pena que un autor de la honestidad, competencia, agudeza y brillantez de Savater abandone automáticamente su rigor intelectual en cuanto trata una cuestión relativa a cualquier religión de cualquier marca. Es sonrojante, por ejemplo, el comentario tan a la ligera que hizo hace unos meses a propósito de la persona de la categoría de Edith Stein, colaboradora de Husserl.Con el respeto sinceramente debido y profesado yo me atrevo a sugerir a Savater que no escriba nada que tenga algo que ver con la religión antes de leer a autores como Rudolf Otto, Mircea Eliade, Van der Leeuw o Juan Martín Velasco. El propio Puente Ojea, a quien se refiere el artículo, le daría una visión agnóstica mucho más respetuosa y matizada. Lo religioso y lo cristiano en particular son elementos integrantes de nuestra cultura. No se puede pretender presentar una propuesta cultural integradora despreciándolos agresivamente.

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De verdad y sin ánimo de menosprecio: esto es diferente de una carrera de caballos.-

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