Chirac anuncia en Noumea un nuevo estatuto de autonomía para Nueva Caledonia

Más de 25.000 personas acogieron ayer triunfalmente en Noumea al primer ministro francés, Jacques Chirac, a quien aclamaron como futuro presidente de la República. Chirac anunció un nuevo estatuto de autonomía, que comportará una redistribución de las regiones destinada a sustraer del control independentista la actual región centro.

Chirac estaba flanqueado por Bernard Pons, ministro de los departamentos y territorios de ultramar, que organizó el referéndum sobre la independencia del territorio -ganado por los partidarios de que Nueva Caledonia siga siendo francesa-, y por el hombre más...

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Más de 25.000 personas acogieron ayer triunfalmente en Noumea al primer ministro francés, Jacques Chirac, a quien aclamaron como futuro presidente de la República. Chirac anunció un nuevo estatuto de autonomía, que comportará una redistribución de las regiones destinada a sustraer del control independentista la actual región centro.

Chirac estaba flanqueado por Bernard Pons, ministro de los departamentos y territorios de ultramar, que organizó el referéndum sobre la independencia del territorio -ganado por los partidarios de que Nueva Caledonia siga siendo francesa-, y por el hombre más rico e influyente del archipiélago, Jacques Lafleur, diputado y presidente del RPCR (Asamblea para una Caledonia Republicana), partido que encabezó la campaña contra la independencia.El FLNKS (Frente de Liberación Nacional Canaco Socialista), la coalición de partidos independentistas que encabeza Jean-Marie Tjibaou, ha rechazado los planes de nuevo estatuto de autonomia de Chirac, se ha reafirmado en su boicoteo a las elecciones regionales y ha asegurado que la única salida es la independencia.

Chirac hizo un llamamiento a la reconciliación y aseguró que tendía la mano a los independentistas, pero también profirió una enérgica advertencia respecto a las consecuencias de "la intolerancia y el repliegue en posiciones ideológicas estériles".

El 'caso Rainbow Warrior'

Chirac partió el miércoles de París en un avión Concorde, en el que viajaban únicamente 15 personas, e hizo escala en la Polinesia francesa, donde el primer ministro quiso saludar a la capitana Dominique Prieur y al comandante Alain Mafart, conocidos como los falsos esposos Turenge, que cumplen en una base militar francesa en el atolón de Hao la condena de 10 años dictada por un tribunal neozelandés, por el sabotaje al Rainbow Warrior, el barco de la organización ecologista Greenpeace.El hundimiento del barco en Nueva Zelanda, ordenado por los servicios secretos franceses, produjo una víctima mortal y situó en una embarazosa situación al primer ministro socialista Laurent Fabius, que se vio obligado a destituir a su ministro de Defensa, Charles Hernu, y tuvo que enfrentarse con una delicada crisis en las relaciones franco-neozelandesas.

El viaje de Chirac a Nueva Caledonia ha movilizado a todos los lealistas, partidarios de la continuidad dentro de la República Francesa.

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Chirac, nada más bajar del Concorde, saludó calurosamente al general Michel Franceschi, el comandante de las fuerzas francesas que alentó a votar a los indígenas en dos tribus, provocó un incidente en un poblado cuando hizo retirar una bandera canaca y se responsabilizó de la detención de cuatro periodistas por parte de sus tropas.

Los periodistas iban a filmar la antena de una radio canaca que había sido saboteada por desconocidos unas horas antes. La actuación de Franceschi ha sido motivo de las protestas del FLNKS y de la petición de apertura de una investigación por parte del presidente de la República, François Mitterrand.

El viaje relámpago de Chirac, para recoger el fruto de la victoria de los partidarios de Francia en el referéndum sobre la independencia, y su visita a los falsos esposos Turenge significan una reafirmación de la presencia francesa en el Pacífico frente a las protestas de los países de la zona, los archipiélagos melanesios vecinos y las dos potencias regionales, Nueva Zelanda y Australia, que rechazan los resultados del referéndum y siguen insistiendo en su política contra los ensayos nucleares franceses en el atolón de Mururoa.

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