El ministro de Trabajo reitera en el Congreso la oferta de negociación de las cifras macroeconómicas

El Gobierno sigue ofreciendo a los sindicatos la negociación de las grandes cifras del cuadro macroeconómico, según afirmó ayer Manuel Chaves, ministro de Trabajo, en el pleno del Congreso de los Diputados. Manuel Chaves respondía así a una interpelación sobre concertación social presentada por Nicolás Sartorius en nombre de Izquierda Unida. El debate apenas dio más de sí. Chaves repitió argumentos ya conocidos y en la Cámara era apreciable un auténtico desinterés por parte de los diputados presentes.Manuel Chaves, ministro de Trabajo y Seguridad Social, repitió ayer argumentos sobre la co...

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El Gobierno sigue ofreciendo a los sindicatos la negociación de las grandes cifras del cuadro macroeconómico, según afirmó ayer Manuel Chaves, ministro de Trabajo, en el pleno del Congreso de los Diputados. Manuel Chaves respondía así a una interpelación sobre concertación social presentada por Nicolás Sartorius en nombre de Izquierda Unida. El debate apenas dio más de sí. Chaves repitió argumentos ya conocidos y en la Cámara era apreciable un auténtico desinterés por parte de los diputados presentes.Manuel Chaves, ministro de Trabajo y Seguridad Social, repitió ayer argumentos sobre la concertación social que vienen siendo habituales en otros miembros del Gobierno: que el Ejecutivo está dispuesto a negociarlo todo, que los sindicatos no terminan de definir y clarificar sus posturas y que cualquier intento de acuerdo ha de arrancar de un diagnóstico de la situación económica de nuestro país. Chaves fue a más y afirmó que el Gobierno estaba dispuesto a modificar los grandes datos del cuadro macroeconómico, siempre que esas modificaciones se produjeran a través de la negociación entre sindicatos, patronal y el propio Gobierno.

Nicolás Sartorius había comenzado su interpelación sobre el pacto social advirtiendo que se está "vendiendo" ante la opinión pública la idea de que son las centrales obreras las causantes de la falta de acuerdo. El diputado de Izquierda Unida subrayó que el Gobierno tenía una visión instrumental de los acuerdos y que en definitiva trataba de buscar un apoyo social a una política económica que, paradójicamente, tenía muy poco de social.

Manuel Chaves, ministro de Trabajo, insistió en todo momento en que el Gobierno quería desarrollar el proceso de concertación arrancando de un diagnóstico común sobre la situación económica de España y que en ese sentido estaba dispuesto a aceptar modificaciones en el cuadro macroeconómico. El ministro de Trabajo mostró su sorpresa ante el rechazo de los sindicatos. Y afirmó que la única concertación posible era ésta, la que el Gobierno ofrecía, y todo lo demás podía llamarse de cualquier forma (diálogo social, por ejemplo), pero nunca concertación social.

Ausencia sindical

Independientemente de lo que el ministro y el diputado expusieron ante una escasa asistencia de diputados, la interpelación de ayer para lo que sirvió fue para demostrar la separación que existe entre las fuerzas sociales y el Parlamento. Pocos sindicalistas acudieron ayer al debate y menos ministros. Sólo Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno, y Virgilio Zapatero apoyaron con su presencia a Chaves. Posteriormente, Barrionuevo y García Vargas ocuparían sus escaños en el banco azul. El aburrimiento a lo largo del debate fue total. Los diputados no parecían tener un excesivo interés por la concertación social. Tal vez porque los argumentos de Manuel Chaves eran más que conocidos y no hacían sino repetir hasta la saciedad criterios que miembros del Ejecutivo han vertido en otras comparecencias públicas. Y tampoco Nicolás Sartorius aportó datos nuevos al debate del pacto social. Uno y otro se limitaron a exponer sin demasiado convencimiento posturas que los sindicatos en comunicados y declaraciones han analizado con mayor profundidad que la que llevaron a cabo ayer los representantes del pueblo español.Dio toda la impresión de que el Parlamento no conecta con los agentes sociales. En un debate como el de ayer sorprendió, por ejemplo, que hubiera ausencias tan significativas como las de Nicolás Redondo, secretario general de UGT, o Antón Saracíbar, secretario confederal del mismo sindicato.

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