Reportaje:EL RIESGO QUÍMICO

Solos ante el peligro petroquímico

Un millón de personas viven junto a complejos donde no hay planes que garanticen su seguridad en caso de un accidente

No hacía viento a las 0.55 horas del 12 de junio. El delegado del Servicio Mundial de Información para la Energía en Tarragona (WISE), Jaume Morrón, ecologista, aún se pregunta "qué habría pasado si hubiera hecho mucho viento y las llamas hubieran alcanzado a las dos esferas de propileno que la empresa Basf tiene a 400 metros del epicentro del incendio"."Nada", responde, contundente, el químico y subdirector general de Protección Civil, José Antonio Lazúen.

"El combustible líquido se propagó por el suelo hasta encontrarse a 30 metros de las esferas, pudiendo provocar su calentamiento y ...

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No hacía viento a las 0.55 horas del 12 de junio. El delegado del Servicio Mundial de Información para la Energía en Tarragona (WISE), Jaume Morrón, ecologista, aún se pregunta "qué habría pasado si hubiera hecho mucho viento y las llamas hubieran alcanzado a las dos esferas de propileno que la empresa Basf tiene a 400 metros del epicentro del incendio"."Nada", responde, contundente, el químico y subdirector general de Protección Civil, José Antonio Lazúen.

"El combustible líquido se propagó por el suelo hasta encontrarse a 30 metros de las esferas, pudiendo provocar su calentamiento y explosión", apostilla Morrón."Los bomberos las atacaron para refrigerarlas y evitar su calentamiento. Además, un incendio en un complejo petroquímico no es como un incendio forestal, donde las copas de los árboles propagan las lenguas de fuego", explica Lazúen. "Es más", añade, "en el caso de que hubiera hecho viento, habría actuado de refrigerante de las esferas reduciendo el riesgo de una explosión".Sin embargo, y como medida preventiva, se ordenó el inmediato desalojo de la Universidad Laboral, situada a unos 400 metros, donde pernoctan unos 700 de los aproximadamente 2.000 jóvenes que estudian en ese centro de enseñanza. Y aquí, técnico y ecologista coinciden: la Universidad Laboral es el punto negro del complejo. Las esferas de propileno han crecido como setas a su alrededor, hasta abrazar el centro de enseñanza, condenado a desaparecer de su actual ubicación, según el propio Lazúen, el gobernador civil, Vicente Valero y el alcalde de Tarragona, Josep Maria Recasens.

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Explosión de propileno

Seis empresas -Enpetrol, Dow Chemical, Taqsa, Iqa, Basf y Alcudia- trabajan con el propileno en el complejo de Tarragona. El coloso de la industria petroquímica en España es capaz de producir 732.000 toneladas métricas anuales de esta sustancia, según datos facilitados por el Ministerio de Industria y Energía. El resto, hasta alcanzar 1.057.500 toneladas métricas anuales, se reparte entre los complejos de Puertollano (245.000), Miranda de Ebro (60.000) y Huelva (20.000). Cuatro ciudades donde viven unas 341.000 personas, según los padrones correspondientes a 1986. El subdirector general de Protección Civil, José Antonio Lazúen, asegura, sin embargo, que el radio de acción de un accidente de los considerados de alto riesgo no afectaría a todos los habitantes de esas localidades.

El Plan de Emergencia Exterior del Sector Químico para la Provincia de Tarragona (Plaseqta) cuenta con unos 200 tipos de posibles graves accidentes, elaborados sobre estudios científicos, con diferentes índices de peligrosidad para los habitantes de la zona. Sólo uno de ellos obligaría a evacuar a la población civil, el más grave de los que pudieran registrarse en cualquiera de los complejos petroquímicos instalados en España: una fuga con explosión de una esfera de propileno con efecto de máxima envolvente. "Un accidente prácticamente imposible", según Lazúen.

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El siniestro puede desencadenarse un día indeterminado, a cualquier hora, en el subpolígono Sur del complejo petroquímico de Tarragona, junto a la Universidad Laboral. Una esfera de propileno -sustancia utilizada mayoritariamente para la fabricación de plásticos- con capacidad para almacenar 2.000 metros cúbicos tiene una fuga en la boca de hombre (lugar por donde se introducen los empleados de la empresa para limpiar o reparar los tanques). El gas licuado explosiona y extiende el siniestro, por efecto de simpatía, a otras seis esferas de la misma empresa con un total de otros 3.000 metros cúbicos de propileno almacenados.

Radio de acción

El radio de acción abarca un kilómetro de diámetro y alcanza de lleno a la Universidad Laboral, distante unos 400 metros del centro de la explosión, y a los barrios de La Canonja y de Bonavista, situados a unos 500 y 600 metros, respectivamente, y donde viven unas 8.000 personas. El Plaseqta prevé, ante este supuesto accidente, la evacuación total e inmediata del centro de enseñanza y de la primera línea de casas -unos 50 inmuebles- de los barrios de La Canonja y Bonavista. El resto de la población ha de permanecer confinada en sus casas.

El plan prevé, paralelamente, el corte de tres vías de comunicación: la línea de ferrocarril de Barcelona a Cádiz, entre Tarragona y Salou; la línea Lérida-Tarragona, entre esta última ciudad y Reus; y la carretera de Barcelona a Cádiz, desde su intersección con la autovía de Salou a Tarragona. Los equipos autónomos de bomberos, provistos de guantes, botas y máscaras de seguridad, enfrían entre tanto los depósitos afectados y los que se encuentren en sus inmediaciones, al tiempo que combaten el incendio con dióxido de carbono o polvo químico seco. El siniestro está controlado.

Este accidente, según el análisis probabilístico elaborado en función del riesgo y las medidas de protección, no provocaría víctimas mortales si el plan de emergencia se cumpliera con minuciosidad. Pero los cálculos estadísticos no llegan a afinar con precisión milimétrica sobre el comportamiento humano ante una catástrofe. Y, en la madrugada del 12 de junio, hubo caos e histeria. Los técnicos de Enpetrol tuvieron dificultades, al igual que algunas de las dotaciones de intervención, para llegar hasta el complejo petroquímico y el pánico se apoderó de la población civil, que se lanzó a la calle y huyó de la zona colapsando, en algunas ocasiones, las comunicaciones.

Fallaron los sistemas para alertar e informar sobre las pautas de comportamiento que debían seguir frente a la catástrofe los cerca de 50.000 habitantes de Tarragona (con 120.000 personas empadronadas), que viven en las proximidades del complejo. La magnitud del siniestro, sin embargo, estaba controlada. Los fallos se produjeron, porque, al igual que en el complejo de Huelva, los sistemas de alerta no están implantados por "falta de presupuesto", como reconoce el propio director general de Protección Civil, Antonio Figueruelo.

La falta de presupuesto, en el caso de la supuesta explosión de una esfera de propileno con efecto de simpatía -siniestro incluido en el Plaseqta- podría cobrarse la vida de 12 personas, en su gran mayoría estudiantes de la Universidad Laboral. "Esto", según Lazúen, "si no fuera aplicado el Plaseqta, y teniendo en cuenta que la topografía de la

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.zona afectada amortiguaría el siniestro". "Evidentemente", añade, "si la población corre despavorida acercándose a la primera línea de riesgo, que en este supuesto estaría situada a unos 500 metros del centro del accidente, el número de víctimas mortales no puede evaluarse".Escepticismo en Huelva

"Aquí pasa lo de Tarragona, salimos todos pitando y a los dos días nos enteramos de lo que ocurrió". Vicente Jurado, miembro de la Coordinadora Ecologista de Huelva, provincia donde se encuentra instalado el cuarto complejo petroquímico de España por su capacidad de producción (514.000 toneladas métricas anuales), es un escéptico, como Santo Tomás. Si no lo ve, no lo cree. "He oído y he leído cosas divulgadas por la Prensa sobre el Plan de Emergencia Exterior del Sector Químico para la Provincia de Huelva (Peqhu)", dice, "pero nadie sabe nada respecto a su contenido y puesta en práctica". "Ni un solo folleto ha explicado a la población que pueda resultar afectada (en Huelva están censadas unas 135.000 personas) por un accidente", dice.

Los onubenses no sabrían, pues, cómo actuar frente a una fuga de amoníaco en las instalaciones de Punta del Sebo -zona del complejo situada junto a Huelva-, un accidente bastante probable que podría tener su origen en la descarga de un rayo o en un fallo estructural de los accesos al depósito de almacenamiento. El Peqhu prevé el confinamiento de la población afectada en sus domicilios, que deberían tener herméticamente cerradas las puertas, las ventanas o los sistemas de ventilación, y recomienda también guarecerse en los pisos más altos de los inmuebles. Letra escrita y papel mojado hasta que se disponga de los aproximadamente 20 millones de pesetas necesarios para instalar "el sistema de megafonía fijo en cada población", previsto tanto por el Plaseqta como por el Peqhu, que permitiría informar a los habitantes de las medidas de protección que deberían adoptar frente a una nube tóxica de un kilómetro de diámetro.

Vicente Jurado, al igual que su compañero de Tarragona Jaume Morrón, quiere transparencia. Jurado reivindica la creación de un organismo independiente en el que estén representados todos los niveles de la Administración, las cuatro empresas instaladas en el complejo de Huelva -ERT, Dequisa, Monacril y Ertisa- y miembros de los movimientos ecologistas "para elaborar un censo de los productos que se manipulan y, sobre esta base, adoptar las medidas preventivas necesarias para actuar frente a cualquier siniestro". Morrón exige, además, que se realicen simulacros periódicos con participación de la población.El jefe de los servicios territoriales de Protección Civil de Castellón, Estanislao Higueras, no tiene un plan de emergencia como los de Tarragona o Huelva, pero sí que organizó sobre el terreno, "hace año y medio", el despliegue de las fuerzas que deberían intervenir ante un siniestro. La población quedó al margen del operativo, aunque Higueras reconoce la proximidad de las viviendas a las industrias de la refinería de El Grao, localidad de unos 8.500 habitantes situada a 2,5 kilómetros al sur de la capital de la provincia.

Campsa tiene depósitos de almacenamiento de combustible a unos 250 metros de El Grao y Unión de Explosivos Río Tinto (ERT) dispone de una fábrica de abonos nitrogenados a unos 400 metros de la localidad. En este caso, las empresas o la población deberían abandonar su actual emplazamiento. Un primer paso se ha dado. ERT, según un acuerdo firmado con el Ayuntamiento de Castellón, debe desmantelar sus instalaciones antes de 10 años. "No puede estar tan cerca de los centros de población", argumenta Higueras.

Desasistidos

"Estamos desasistidos", dice el socialista Ramón Fernández Espinosa, alcalde de Puertollano (Ciudad Real). El segundo complejo petroquímico de: España, con un área de nueve kilómetros cuadrados, no dispone de un plan de emergencia exterior. Localidades como el propio Puertollano (de 52.000 habitantes y a unos tres kilómetros del complejo); Almodóvar del Campo (8.000, a ocho kilómetros); Arganciasilla (6.000, a cuatro kilómetros) o El Poblado de Erípetrol (3.C100, a un kilómetro) "estarían bajo el área de influencia de una eventual explosión en los depósitos donde se almacena amoníaco, benceno o propileno". "Y no sabríamos qué hacer", puntualiza Fernández Espinosa. Los habitantes de Puertollano, como los de otras 18 ciudades españolas que comparten su término municipal con complejos de industrias químicas o petroquímicas (ver mapa adjunto), están solos frente al peligro de un eventual accidente. Son casi un millón, pero sin planes de seguridad que los defiendan del riesgo petroquímico.

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