González hace un llamamiento a UGT para que las dimisiones no derroten el proyecto socialista

Felipe González hizo ayer un llamamiento a la unidad de la familia socialista para evitar que Ias "divisiones no derroten nuestro propio proyecto". El presidente del Gobierno intervino en el homenaje a José González Mora, secretario general de la federación de pensionistas de UGT, que ha recibido la medalla del Mérito al Trabajo. Felipe González ofreció discutir "Ias cuentas del reino" con los sindicatos para lograr un pacto social. Nicolás Redondo, presente en el acto, intervino a continuación y recordó al presidente del Ejecutivo que el apoyo social no se consigue con un acuerdo, sino con un...

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Felipe González hizo ayer un llamamiento a la unidad de la familia socialista para evitar que Ias "divisiones no derroten nuestro propio proyecto". El presidente del Gobierno intervino en el homenaje a José González Mora, secretario general de la federación de pensionistas de UGT, que ha recibido la medalla del Mérito al Trabajo. Felipe González ofreció discutir "Ias cuentas del reino" con los sindicatos para lograr un pacto social. Nicolás Redondo, presente en el acto, intervino a continuación y recordó al presidente del Ejecutivo que el apoyo social no se consigue con un acuerdo, sino con una política progresista.

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Relajado, sonriente, González -camisa azul clara, guayabera y pantalón más oscuros, sin corbata- preguntó a los miles de pensionistas reunidos en el Palacio de los "Deportes: "¿Cuánto queréis que os hable? ¿Mucho o poco?". Hubo un rugido: "¡Mucho!". Arropado por el calor de este grillo, el presidente inició un largo discurso que en muchos momentos pareció tener como únlico destinatario a Nicolás Redondo, que, sentado tras él, tomaba apresuradas notas.Y a él dirigió el llamamiento a la unidad de la familia socialista. "Nuestra única fuerza es la unidad", dijo, "y no podemos perderla". Advirtió de los peligros de la dlivisión interna y aseguró que "nuestro proyecto sólo puede ser derrotado por nosotros mismos, no por la derecha. Y no lo podemos consentir". En la lógica de Felipe González, el proyecto socialista precisa de tiempo -"al menos una generación"-, y no todas las medidas que se quisiera poner en práctica es posible adoptarlas. Su ya vieja preocupación de no ser comprendido por la sociedad volvió a aparecer en sus palabras. Y explicó que España estaba viviendo un momento histórico.

Gran parte de su intervención estuvo dedicada a la concertación social. González ofreció a los sindicatos, "especialmente a UGT", la negociación "sin condiciones previas". "Estoy dispuesto a enseñar todas las cuentas del reino. Discutirlo todo. Pero sabiendo que cuando se destinan 4.000 inillones a una cosa, hay que sacarlos de otra".

Inversión en empleo

Reconoció que se había producido una recuperación de la renta nacional más favorable a los empresarios que a los trabajadores. "Pero hay que conseguir que esos excedentes empresariales se destinen a crear empleo, haciendo que esta sociedad sea así más solidaria y más justa".

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No negó que se hubieran cometido errores, pero aclaró que muchas veces no se tiene en cuenta que "somos un país pobre y que hemos perdido oportunidades que ahora tenemos que recuperar para ser competitivos".

El llamamiento a la unidad y el diálogo social fue recibido por Nicolás Redondo con una cierta frialdad. El secretario general de UGT mantuvo incluso un distanciamiento que se hizo evidente hasta en las omisiones.

No habló, por ejemplo, de la familia socialista, aunque sí lo hizo de la familia ugetista. Y exigió que se tuviera en cuenta que UGT era tan importante como cualquier organización.

También Nicolás Redondo pareció hablar en exclusiva para Felipe González -se volvió a él en algunos momentos-, y su discurso estuvo impregnado de una cierta amargura y escepticismo. El líder sindical agradeció a Felipe González que hubiera dialogado con los sindicatos, "lo que demuestra un talante progresista que no tiene el resto del Gobierno", pero le aconsejó que no se obsesionara con el pacto social "porque no es la panacea ni el ungüento para curarlo todo".

El acuerdo social, vino a decir Nicolás Redondo, es bueno, pero no suficiente. "Ésta", afirmó, "no es una sociedad justa, no es solidaria. UGT, con acuerdo o sin él, apoyará una política progresista, porque "el apoyo de la sociedad no se logra con la concertación. El apoyo social se logra con una política justa y solidaria".

Negó que UGT se hubiera radicalizado. "Nosotros sí sabemos dónde vamos y lo que queremos", dijo. Y añadió que "no se nos puede decir que no hayamos sido prudentes y mesurados en nuestras peticiones". Refiriéndose a la afirmación de Felipe González de que no quería dar cifras, Redondo dijo: "Yo tampoco voy a darlas. Porque los números son tozudos y contumaces. ¿Y qué os voy a decir a vosotros, pensionistas, que no sepáis de cuentas y de números?".

Advirtió de lo que denominó ofensiva de la derecha y pidió un aplauso para el ministro de Trabajo, Manuel Chaves, allí presente, que se había opuesto a prorrogar los contratos temporales, en contra de la CEOE.

Redondo dijo que él quería un Gobierno socialista, un Gobierno de izquierdas. Pero defendió el papel de los sindicatos a la hora de exigir "que los trabajadores vivan, aunque sólo sea un poco, mejor". Amplió el papel de estas organizaciones a otras áreas de la sociedad como la educación, el ocio o la sanidad. Y afirmó que el. Gobierno debe tomar medidas progresistas, porque "los trabajadores se preguntan para qué han servido sus sacrificios". Redondo terminó con una advertencia "fraternal" a Felipe González: "Si nada cambia, todo seguirá igual. Es necesaria una sociedad más justa".

El presidente de la Comunidad, Joaquín Leguina, y el alcalde de Madrid, Juan Barranco -ambos en funciones-, habían dado la bienvenida a "esta ciudad abierta" a los viejos militantes ugetistas.

José Luis Daza, secretario general de UGT de Madrid, había dado la palabra a quien, "desde el Congreso de Suresnes, es el secretario general de todos los socialistas". González reconoció que "han pasado ya muchos años desde entonces. Y uno ya es muy viejo. Habría que pensar si no es hora de que entre sangre joven en la secretaría general".

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