Impotencia siria para forzar la liberación del periodista de EE UU secuestrado en Beirut

La continuidad del cautiverio del periodista norteamericano Charles Glass es "un desafío a Siria", según el general Ghazi Kanaan, jefe de los servicios de información sirios en Líbano y de los 10.000 soldados que desde el pasado febrero ocupan el sector musulmán de la ciudad de Beirut.

Charles Glass, capturado en Beirut la pasada semana, permanece secuestrado por grupos islámicos proiraníes. Su compañero de infortunio en ese caso, Alí Oseirane, hijo del ministro de Defensa libanés, fue liberado en la madrugada del pasado miércoles.El secuestro de Glass, el primero de un extranjero en Be...

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La continuidad del cautiverio del periodista norteamericano Charles Glass es "un desafío a Siria", según el general Ghazi Kanaan, jefe de los servicios de información sirios en Líbano y de los 10.000 soldados que desde el pasado febrero ocupan el sector musulmán de la ciudad de Beirut.

Charles Glass, capturado en Beirut la pasada semana, permanece secuestrado por grupos islámicos proiraníes. Su compañero de infortunio en ese caso, Alí Oseirane, hijo del ministro de Defensa libanés, fue liberado en la madrugada del pasado miércoles.El secuestro de Glass, el primero de un extranjero en Beirut desde la entrada de tropas sirias en el lado occidental de la ciudad, "envenena las relaciones sirio-iraníes", tituló ayer en primera página el diario libanés en lengua francesa L'Orient-le Jour.

Los secuestradores, simpatizantes del ayatolá Jomeini, han hecho oídos sordos a las amenazas de Ghazi Kanaan, que incluso señaló el "interés personal" del presidente Hafez el Asad por una feliz y rápida resolución del caso.

Radio Damasco se ha mostrado por primera vez durísima con los secuestradores libaneses de ciudadanos occidentales, que, anuncia, "no escaparán al castigo". La emisora califica estos hechos de terroristas y a sus víctimas de "diplomáticos y periodistas inocentes". El diario beirutí As Safir recoge un comentario de Radio Damasco según el cual "hay que negar a los asesinos y secuestradores el título de residentes".

La actual tensión entre Damasco y los partidarios libaneses de Irán recuerda la que siguió a la muerte por soldados sirios de 23 militantes del grupo integrista Hezbolá, el pasado febrero. Las espadas se mantienen en alto desde entonces, y los sirios no han sido capaces de penetrar en los suburbios meriodionales de Beirut, feudo de los proiraníes y donde se supone están detenidos no pocos de los rehenes occidentales.

Sin ocupar esa área, la pretensión siria de imponer la ley y el orden en la ciudad másturbulenta del mundo sigue siendo un canto de sirena.

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Dimensión regional

El conflicto tiene una importante dimensión regional. El Gobierno de Damasco, el único aliado árabe de Irán en su guerra contra Irak, recibe en los últimos tiempos fuertes presiones por parte de la Unión Soviética, Arabia Saudí y Jordánia para reconciliarse con el régimen de Bagdad.El rey Hussein acaba de efectuar una visita no prevísta a Damasco en la que ha vuelto a insistir a Hafez el Asad en la necesidad de romper su alianza con Irán, que, según todos los observadores árabes, es una relación contra natura.

Al fin y al cabo, Siria como Irak son países árabes, mientras Irán es persa, y los principales enemigos de Hafez el Asad y Sadam Husein son los integristas islámicos. Una reunión secreta entre los dirigentes sirio e iraquí se celebró el 27 de abril en el desierto jordano, seguida luego por una entrevista de sus respectivos ministros de Asuntos Exteriores, según fuentes del reino hachemita.

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