Los Reyes llevan a Bolivia el "apoyo solidario" de España ante los problemas económicos

Los Reyes de España se desplazaron ayer hacia Bolivia, después de haber pernoctado el martes en la ciudad brasileña de San Salvador Bahía. A su llegada, don Juan Carlos manifestó el "apoyo solidario" de España a los problemas económicos y sociales de este país andino, que recibe por primera vez la presencia de un jefe del Estado español. El Monarca dijo que España, "mediante nuestra presencia aquí, os envía un saludo fraternal y su apoyo solidario".

La visita real a Bolivia, aplazada en varias ocasiones por problemas de seguridad y de inestabilidad política, viene acogida con expectació...

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Los Reyes de España se desplazaron ayer hacia Bolivia, después de haber pernoctado el martes en la ciudad brasileña de San Salvador Bahía. A su llegada, don Juan Carlos manifestó el "apoyo solidario" de España a los problemas económicos y sociales de este país andino, que recibe por primera vez la presencia de un jefe del Estado español. El Monarca dijo que España, "mediante nuestra presencia aquí, os envía un saludo fraternal y su apoyo solidario".

La visita real a Bolivia, aplazada en varias ocasiones por problemas de seguridad y de inestabilidad política, viene acogida con expectación en las ciudades que van a visitar -La Paz, Sucre y Santa Cruz de la Sierra-, con desencanto y frustración entre la población de Potosí, la histórica y rica villa imperial, que los Reyes no visitarán por falta de un aeropuerto, y con cierta hostilidad por parte de grupos radicales de indígenas aymaras, que protestan por los "500 años de oprobio" que supusieron la presencia de los españoles en el que fue imperio incaico, "por la destrucción sistemática" de toda su riqueza cultural y el intento de erradicar la identidad de estos grupos étnicos.Pocas horas antes de la llegada de los Reyes, el monumento a Cristóbal Colón ubicado en el céntrico paseo del Prado -muy cerca del hotel donde residirán los Reyes y paso obligado de la comitiva desde el aeropuerto apareció manchado con pintura roja, lanzada presumiblemente por grupos étnicos radicales.

Una brigada de la alcaldía de la capital boliviana se afanaba a mediodía en limpiar el monumento, mientras por el citado paseo, la vía principal de La Paz, se manifestaban cientos de mineros en huelga, que reclaman aumentos salariales.

Coincidiendo con la visita real, un grupo de dirigentes sindicales de la Central Obrera Boliviana (COB) cumplía ayer sus primeras 24 horas de huelga de hambre en apoyo a las reivindicaciones de los mineros del sector estatal, en paro desde hace cinco semanas.

En total son unos 7.000 trabajadores los únicos que quedan de un radical proceso de reestructuración que acabó con el despido de 25.000 trabajadores desde agosto de 1985, cuando se puso en marcha un duro programa económico que seguía las inflexibles directrices del Fondo Monetario Internacional.

El avión de la Fuerza Aérea Española en que viajan los Reyes llegó al aeropuerto de El Alto -a 4.004 metros de altura sobre el nivel del mar- a las cinco de la tarde (once de la noche, hora peninsular). El aeródromo está situado en una inmensa altiplanicie, rodeada de picos nevados de la cordillera y presididos por el majestuoso Illimani, de 5.500 metros. Al fondo, entre monumentales quebradas, en una hondonada, la ciudad de La Paz, fundada en 1548 por el capitán Alonso de Mendoza.

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El mal de altura

Los Reyes y su séquito procedían de la ciudad brasileña de San Salvador-Bahía, donde pernoctaron la noche del martes y pasaron varias horas de descanso, reponiendo fuerzas para la dura llegada a La Paz, la capital más alta del mundo, donde lo primero que percibe el viajero es la falta de oxígeno y la sensación de fatiga.Es el sorojchi, el mal de altura de la puna boliviana, que sabiamente se contrarresta con la infusión de hojas de coca, el milenario remedio con el que los indígenas combatían los efectos del frío, el hambre y el cansancio. Y que no es lo mismo que la cocaína, producto final de la hoja, hoy transformada en rentable negocio para los mafiosos narcotraficantes, que obtienen de esta actividad una cifra no inferior a los 3.000 millones de dólares de beneficios (aproximadamente unos 390.000 millones de pesetas), de los que apenas 500 millones repercuten en la economía informal boliviana.

Una cifra que se aproxima al valor total de las exportaciones del país, compuestas fundamentalmente por gas natural, minerales y algún producto no tradicional, como café y cítricos.

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