La reina Sofía inaugura unas jornadas sobre el síndrome de Down

La integración de los niños que padecen el síndrome de Down es beneficiosa, no sólo para la educación de estos niños deficientes mentales sino para todos los escolares, pues permite una convivencia y un trato de respeto que la marginación no favorece, según manifestó ayer Montserrat Trueta, presidenta de la Fundación Catalana para el Síndrome de Down, con motivo de la inauguración de las segundas jornadas internacionales que organiza esta entidad. La apertura de las jornadas estuvo presidida por la Reina Sofía, que fue recibida en el Auditorio de Banca Catalana, donde se celebró el acto, por e...

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La integración de los niños que padecen el síndrome de Down es beneficiosa, no sólo para la educación de estos niños deficientes mentales sino para todos los escolares, pues permite una convivencia y un trato de respeto que la marginación no favorece, según manifestó ayer Montserrat Trueta, presidenta de la Fundación Catalana para el Síndrome de Down, con motivo de la inauguración de las segundas jornadas internacionales que organiza esta entidad. La apertura de las jornadas estuvo presidida por la Reina Sofía, que fue recibida en el Auditorio de Banca Catalana, donde se celebró el acto, por el ministro de Sanidad, Julián García Vargas, y por los consellers de Sanidad y Seguridad Social de la Generalítat, Josep Laporte, y de Educación, Joan Guitart.En las jornadas que comenzaron ayer ocupa un lugar destacado el análisis del modelo de integracíón escolar de los niños afectados por el síndrome de Down implantado en Inglaterra y Escocia en 1981. "La normativa española recoge el principio de la integración del minusválido en la escuela normal, siempre que sea posible. Ahora bien, este principio, que debe ser desarrollado todavía legislativamente, ha demostrado que proporciona grandes avances al minusválido si se aplica correctamente, pero si no se aplica bien, está condenado al fracaso", manifestó Montserrat Trueta.

Según cálculos de la OMS, el síndrome de Dow afecta a uno de cada seiscientos niños nacidos. Médicamente no existe posibilidad de curación, de modo que lo máximo que puede hacer la medicina en la actualidad es ejercer una acción preventiva para disminuír la incidencia y mejorar la calidad de vida de los afectados.

Según Trueta, "no se trata de integrar en la escuela normal al niño disminuido solo, sino de íntegrar todos los servicios necesarios para su educación. Sólo así la integración será eficaz".

"Los que presenten mayor afectación", añadió, "pueden íntegrarse por ejemplo en las actividades de recreo y en los comedores. En otros casos será posible la integración en las actívidades académicas".

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