SANIDAD

Una niña contrajo el virus en una transfusión en el Ramón y Cajal

Beatriz Montero Martín, de cinco años, murió en diciembre de 1986 en el hospital Ramón y Cajal de Madrid a causa del SIDA, según han denunciado ahora sus padres. La enfermedad fue descubierta en 1985, cuando los médicos que trataban a la niña detectaron en ella los síntomas del síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Dos años antes, en 1983, Beatriz Montero había sufrido varias transfusiones de sangre en el mismo hospital.

Beatriz Montero fue ingresada en el Ramón y Cajal procedente del Primero de Octubre, donde se le había diagnosticado una hidrocefalia congénita. En el Ramón y Ca...

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Beatriz Montero Martín, de cinco años, murió en diciembre de 1986 en el hospital Ramón y Cajal de Madrid a causa del SIDA, según han denunciado ahora sus padres. La enfermedad fue descubierta en 1985, cuando los médicos que trataban a la niña detectaron en ella los síntomas del síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Dos años antes, en 1983, Beatriz Montero había sufrido varias transfusiones de sangre en el mismo hospital.

Beatriz Montero fue ingresada en el Ramón y Cajal procedente del Primero de Octubre, donde se le había diagnosticado una hidrocefalia congénita. En el Ramón y Cajal se le detectó una cuadro cardiaco que obligó, a intervenir a la niña en tres ocasiones entre 1981 y 1983. En todas estas operaciones la niña necesitó transfusiones, procedentes de donantes voluntarios. Fue en octubre de 1985, al ingresar de nuevo Beatriz Montero en el centro a causa de una fiebre prolongada, cuando los médicos del servicio de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y del Servicio de Pediatría descubrieron que tenía anticuerpos positivos del virus causante del SIDA. Al descartarse la presencia de anticuerpos en los padres de la niña, análisis posteriores determinaron que la sangre de uno de los donantes era portadora del virus responsable del SIDA.

Por otra parte, un joven de 25 años de edad falleció por SIDA, el pasado martes, en el hospital de Gandía. Al parecer, el joven, cuyo nombre corresponde a las iniciales J. T. R., era adicto a la heroína desde hacía varios años, informa Francesc Piera.

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