Los socialistas franceses apoyan a Mitterrand en su polémica con Chirac

La cumbre hispano-francesa de Madrid quedó ayer eclipsada en París por el incidente verbal entre el primer ministro, Jacques Chirac, y el presidente de la República, François Mitterrand, que se disputan el mérito de la mejora de las relaciones con España. Los pesos pesados del socialismo salieron en defensa del presidente y del protagonismo de su partido en la incorporación de España a la CE y a la cooperación antiterrorisita.

Los dos ex primeros ministros socialistas, Pierre Mauroy y Laurent Fabius; el primer secretario del Partido Socialista, Lionel Jospin; el ex ministro de Asuntos E...

La cumbre hispano-francesa de Madrid quedó ayer eclipsada en París por el incidente verbal entre el primer ministro, Jacques Chirac, y el presidente de la República, François Mitterrand, que se disputan el mérito de la mejora de las relaciones con España. Los pesos pesados del socialismo salieron en defensa del presidente y del protagonismo de su partido en la incorporación de España a la CE y a la cooperación antiterrorisita.

Los dos ex primeros ministros socialistas, Pierre Mauroy y Laurent Fabius; el primer secretario del Partido Socialista, Lionel Jospin; el ex ministro de Asuntos Exteriores Roland Dumas, y el ex ministro de Interíor Pierre Joxe han censurado las declaraciones realizada por Jacques Chirac en la noche del miércoles en el hotel Ritz de Madrid.Según Jospin, Chirac "ha cometido una falta contra el Estado". Al afirmar que el mérito de las relaciones con España le corresponde a toda Francia como Estado, y no a tal o cual Gobierno, Mitterrand ha colocado en una mala posición a Chirac.

Incluso la Prensa más conservadora, que se esfuerza por dar la razón al primer ministro, se acoge a las declaraciones presidenciales.

Chirac, con sus preocupaciones por la cronología de la política exterior y sus celos del presidente, ha conseguido dejar campo libre a Mitterrand para que identifique su alta representación con la encarnación de Francia.

Al concluir el primer año de la cohabitación, que empezó en marzo de 1986, este último incidente ha aportado algunas novedades:

Por primera vez ha sido Chirac quien ha desencadenado la polémica, a través de unas declaraciones en las que no se jugaban cuestiones prácticas ni decisiones políticas.

El incidente se ha producido además en el extranjero, en una cumbre inaugural de una nueva etapa en las relaciones entre dos países. Corresponde, finalmente, a una escalada de declaraciones de ministros de la Asamblea para la República (RPR) contra la política antiterrorista de los anteriores Gobiernos socialistas.

Primero fue Jacques Toubon, el secretario del partido de Chirac, quien responsabilizó a Mitterrand del asesinato de Georges Besses, perpetrado por terroristas de Acción Directa que habían sido amnistiados en 1982.

Luego han sido los ministros del Interior, Charles Pasqua, y de la Seguridad, Robert Bandraud, quienes han acusado de marxismo a los socialistas.

Jacques Chirac, después de la tempestad desencadenada en Madrid, ha preferido no ahondar en la herida, entre otras razones porque los codazos de la cohabitación son aprovechados por grupos como la Organización para la Justicia Revolucionaria (OJR) para exigir del primer ministro francés un mentís a unas declaraciones de Mitterrand extremadamente enérgicas sobre los terroristas.

El rehén francés en Líbano lean-Louis Normandín puede ser asesinado, según un ultimátum de la OJR, si no se produce el mentís. El portavoz de Chirac anunció ayer que hay total identidad de criterios sobre el terrorismo entre el primer ministro y el presidente de la República.

Pero, aunque el incidente de Madrid parece ya cerrado, el diario Le Monde interpreta que Jacques Chirac está lanzado en una contraofensiva para recuperar el terreno perdido ante los socialistas y ante el presidente de la República.