Entrevista:ENTREVISTA CON FRANÇOIS MITTERRAND

"Europa debe ser activa frente al proteccionismo norteamericano y de Japón"

Pregunta. Señor presidente, en el momento actual, ¿cómo contempla usted las relaciones bilaterales entre Francia y España?Respuesta. Con optimismo. Nuestras relaciones son buenas, sobre todo desde que se arreglaron los dos contenciosos principales: por una parte, el terrorismo en territorio español vinculado al problema vasco, y por otra, la ampliación de la Comunidad Europea a España. Yo personalmente me he podido ocupar de estas dos cuestiones: comenzar a arreglarlas en lo que se refiere al terrorismo (como sabe, un cierto número de personas perseguidas por la justicia española...

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Pregunta. Señor presidente, en el momento actual, ¿cómo contempla usted las relaciones bilaterales entre Francia y España?Respuesta. Con optimismo. Nuestras relaciones son buenas, sobre todo desde que se arreglaron los dos contenciosos principales: por una parte, el terrorismo en territorio español vinculado al problema vasco, y por otra, la ampliación de la Comunidad Europea a España. Yo personalmente me he podido ocupar de estas dos cuestiones: comenzar a arreglarlas en lo que se refiere al terrorismo (como sabe, un cierto número de personas perseguidas por la justicia española han sido extraditadas a España desde 1984); y también poner término a los problemas de la ampliación de la Comunidad, puesto que esta se produjo finalmente el 1 de enero de 1986 como consecuencia de lo que había sido decidido bajo mi presidencia en Fontainebleau. [Se refiere a la 'cumbre' comunitaria habida en dicha localidad francesa el 25 y 26 de junio de 1984]. Una vez arreglados estos dos litigios que dificultaban las relaciones entre Francia y España, éstas mejoran cada día.

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Terrorismo

P. ¿Cree que la elección de un presidente socialista al frente del Gobierno en España ha sido importante a este respecto?

R. No quiero mezclarme en los problemas de política interior española. Teníamos ya buenas relaciones con el Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo; después, naturalmente, mis relaciones personales, muy amistosas y de confianza, con Felipe González, han facilitado aún más la puesta en practica de estas iniciativas. Por último, el Rey ha ejercido una influencia beneficiosa, que yo le agradezco.

P. Así pues, ¿cree que la cooperación en la lucha contra el terrorismo ha sido importante? ¿Cómo enfoca usted este tema de la cooperación internacional en esa materia concreta?

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R. Como el terrorismo es internacional, es normal que se le dé una respuesta internacional.

P. ¿Y cree que los Gobiernos europeos actúan suficientemente en dicho campo?

R. Ya hay muchas reuniones de trabajo entre los servicios especializados de la policía, intercambios de información y de datos entre los ministros de Interior y de Seguridad. Creo que se hace mucho. Ha habido grandes progresos, y todo lo que se haga en este sentido será bueno.

P. Después de su primera visita oficial a España, mi país ha definido su presencia en la OTAN. ¿Cual es su opinión respecto al papel de España en la OTAN y la defensa europea?

R. Francia forma parte de la OTAN con un estatuto particular, ya que no pertenece al mando integrado. [Francia no está presente en el Comité Militar de la Otan, al que sí pertenece el Gobierno español] Yo puedo hablar por Francia, pero no me puedo permitir hacerlo por España. Su pueblo ha sido consultado en referéndum y ha decidido. Ustedes tienen un Gobierno que tiene la responsabilidad de la gestión y no quiero parecer que peso sobre sus decisiones. Me alegro de la presencia de España a nuestro lado.

P. El presidente González ha anunciado recientemente la firma por España del Tratado de no Proliferación Nuclear. ¿Qué piensa al respecto? ¿Es bueno para la Alianza?

R. Es un problema muy dificil. Francia dispone del arma nuclear y debe, por tanto, hablar con mucha prudencia del derecho de los otros países. Pero la no proliferación es en sí misma una cosa necesaria.

P. ¿Y qué puede decir sobre la defensa nuclear y convencional en Europa tras las conversaciones de Reykiavik y los nuevos acontecimientos de la política internacional?

R. Aprobamos cualquier iniciativa que permita alcanzar una reducción equilibrada de los armamentos nucleares y de los convencionales. Somos absolutamente favorables a que las dos grandes potencias prosigan este debate. Si Estados Unidos y la Unión Soviética llegan -ya lo han discutido en Reykiavik- a una reducción al 50%, por ejemplo, de sus armamentos nucleares estratégicos, esa sería una excelente noticia para el mundo. Un acuerdo sobre las armas norteamericanas y soviéticas de mediano alcance -la opción cero-, si cumple determinadas condiciones, y en primer lugar un control serio, es una dirección en la cual los negociadores tendrían razones para comprometerse. [La entrevista se celebró días antes de que la Unión Soviética hiciera su oferta de desarme nuclear en Europa cara a las conversaciones de Ginebra]

Europa

P. ¿La era Gorbachov en Moscú es el momento para hacer acuerdos? ¿Cree que la evolución de la Unión Soviética es positiva?

R. Sí, lo pienso así.

P. Piensa usted que para hacer la otra Europa, como dijo en Londres en el mes de enero, para integrar la Europa de los países comunistas...

R. No se trata de integrar estos países en la Europa comunitaria, sino de que la Europa comunitaria esté abierta a relaciones de todo tipo con los otros países europeos. Será un trabajo que precisa largo aliento. Hay que seguir abierto, porque Europa es Europa tanto de un lado como del otro. Se dan en ella con frecuencia los mismos datos culturales y la misma historia. La línea de partición de Teherán y Yalta es algo artificial. Pero, por supuesto, hará falta tiempo, ya que se trata de dos mundos ideológicos, económica, social y políticamente diferentes y que pertenecen a dos alianzas militares también diferentes.

P. ¿Estima que en este momento hay en la Europa del Este un cambio de ideología o de política que puede facilitar las cosas?

R. Ideológicamente nada lo indica. En la práctica, se puede observar en algunos de estos países una evolución, esto es verdad. Pienso que este cambio llegará un día, pero sería imprudente creer que sobrevendrá antes del fin del siglo.

P. Señor presidente: en la política exterior de Francia y de Europa hay puntos que podríamos llamar calientes para el interés de España (por ejemplo, los problemas del norte de Africa). ¿Cómo cree que Francia puede actuar en el Mediterráneo y cómo puede esto influenciar la política española?

R. Es una pregunta muy amplia. Existe una iniciativa italiana reciente, continuación de otra francesa, para establecer un acuerdo entre los países de la Europa mediterránea occidental, al cual se unirían otras naciones del Mediterráneo oriental, Yugoslavia o Egipto, las que no están mezcladas en guerras. Se trata de una idea muy buena que permitiría, en particular a España y Francia, mantener relaciones más activas en el Mediterráneo. En cuanto a África del Norte, es un poco diferente. Francia es un país de gran tradición africana, como lo es España. Hablar entre nosotros, españoles y franceses, será siempre bueno para cambiar informaciones, acercar nuestros puntos de vista o desarrollar acciones comunes cada vez que sean deseadas por nuestros interlocutores africanos, que, hace falta insistir en ello, son países soberanos y, por tanto, los únicos responsables de sus propios destinos.

P. ¿Hablará de los problemas de Melilla con el presidente González?

R. No, esto es un problema entre España y Marruecos.

P. ¿No cree que la presencia de Francia, su influencia en el norte de África, es importante para la opinión del Gobierno español sobre este problema?

R. Pienso que sí. Hay, desde luego, una interconexión entre dos países tan cercanos, España y Francia, que han tenido posiciones políticas e históricas en África. Forzosamente se dan esas interconexiones, pero cada país es soberano.

P. Señor presidente, si le puedo hacer una pregunta más intelectual que política, ¿cómo contempla el papel del socialismo en Europa?

R. Usted me pregunta como si yo siguiera siendo el responsable del movimiento socialista en Francia. Ejerzo en este instante otra función, por ello soy muy reservado para abordar este tipo de problemas. Los socialistas son mis amigos y yo sigo fiel a mi elección política e ideológica. Siempre hemos tenido buenas relaciones con los socialistas españoles, que celebraron su congreso constitutivo en Francia, en Suresnes, congreso al que yo asistí. El socialismo, tal como lo veo, es la asociación íntima del desarrollo, de la transformación de las estructuras sociales y económicas, en el respeto escrupuloso de las libertades públicas.

P. Si se contempla la realidad en Italia, hasta ahora con un primer ministro socialista, en los países nórdicos, y la propia experiencia francesa o española, podría decirse que el poder cambia a los socialistas.

R. La experiencia cambia la práctica, pero no las perspectivas. Cuando se encuentra un obstáculo, hace falta saber dejarle de lado, pero guardando la dirección.

P. Así pues, ¿cree que el socialismo tiene algo que hacer como ideología y como fuerza política en el futuro"

R. Lo creo. Es una de las grandes opciones de la sociedad moderna.

P. Ha habido recientemente grandes manifestaciones de estudiantes en nuestros países. Como presidente, como hombre político, como intelectual, ¿qué piensa de esta movilización de los jóvenes?

R. La juventud necesita responsabilidades y se niega en el fondo a reconocer cualquier obstáculo que se levante entre ella y el conocimiento, el saber. Entre los obstáculos que rechaza están el financiero o el social: es lógico.

P. ¿No puede ser que las instituciones y las estructuras políticas de Europa, tal y como las conocemos, irritan a la juventud"

R. Los jóvenes tienen una tendencia con frecuencia, libertaría y no simplemente liberal -liberal en el sentido político de la palabra, no en el sentido económico-. Aspiran a la responsabilidad: tienen toda la vida ante ellos. No pueden ser, la mayoría de ellos, sino muy favorables a la democracia vivida, verdaderamente vivida, no artificial. Me parece que esta es su. tendencia, por lo general.

P. Regresemos a las cuestiones de la construcción europea: se habla siempre del problema del sistema monetario, en particular para España.

R. Es un problema nuevo para su país, porque hace sólo poco más de un año que se adhirió a la Comunidad. El sistema monetario europeo existe y es algo bueno y que deseo que se refuerce. Europa no existiría sin él. Aún no se ha planteado el problema de la presencia de España en el mismo, que yo sepa. Que el Gobierno español decida lo que quiere: yo examinaré siempre con simpatía la presencia de España en las diferentes instituciones europeas. Y puesto que Europa está formada por 12 países, cuanto más asociados estén esos países en todos los terrenos, mejor será.

P. Dada la actual situación de la Administración Reagan, ¿cree que Europa tiene un papel diferente que desempeñar?

R. Es necesario que Europa exista, que se defienda, que sea activa frente al proteccionismo norteamericano, y al de Japón. Europa es la primera potencia comercial del mundo, pero no saca de ello todo el provecho posible porque no tiene una voluntad política suficientemente clara. Europa podría estar en la primera fila de las tecnologías mundiales. Tenemos programas de cooperación útiles -Eureka, el programa marco de la comisión de las comunidades-, pero es algo todavía muy tímido. Europa sería capaz de estar a la cabeza de la competición tecnológica si asociara más sus esfuerzos. También para esto hace falta una voluntad política común más fuerte.

P. ¿Como enfoca el papel de Francia en esta Europa?. ¿Cuál ha de ser el papel de la lengua, de la historia y de la política francesas?

R. Veo a Francia desempeñando un gran rol. Todo partió de la reconciliación franco-alemana, que era el núcleo indispensable para franquear la etapa siguiente. El acuerdo franco-alemán debe reforzarse, pero no debe sustituir a los otros países de Europa que tienen un idéntico derecho a participar en la construcción común. Por eso he intentado personalmente desarrollar múltiples relaciones bilaterales. Esta entrevista, por ejemplo, se produce con ocasión de la primera cumbre franco-española. Ya hemos celebrado cumbres franco-Italianas, tranco-alemanas, franco-británicas, para señalar bien claramente que Europa no es una construcción dominada por un eje, sino algo en lo que participan 12 países. Francia está en el corazón de esta Europa por su geografía y siempre ha estado implicada en ella por su historia con el Reino Unido y España, es una de las más antiguas naciones europeas establecidas alrededor de un Estado estructurado y organizado. Así pues, Francia no tiene, como tampoco España, un derecho de anterioridad -no existe tal derecho-, pero sí posee en cambio una considerable experiencia de la historia europea. Todo en nosotros es europeo. Por eso pienso que Francia no tiene por qué temer a Europa. Existen todavía algunos sectores franceses que temen a Europa como si Francia pudiera perderse en ella. Yo creo que Francia puede proyectarse en Europa, crecer gracias a Europa. Y este razonamiento se aplica a todos los países miembros de la Comunidad. Cuidan de su patria, pero ven crecer su capacidad en el mundo. La Europa actual la forman aproximadamente 320 millones de habitantes, altamente evolucionados, dueños de técnicas muy avanzadas, con una vieja civilización rural y con proyecciones intelectuales bastante excepcionales en cada uno de los países que la componen. Tiene, pues, todas las bazas para ser ella sola una potencia muy grande en el mundo e indispensable para el equilibrio mundial; pero le falta todavía la voluntad política suficiente. España y Francia pueden y deben contribuir a que esta exista.

Relaciones bilaterales

P. ¿Se siente optimista cara al futuro en este terreno?

R. Sí, pese a todo. He conocido muchas crisis en esta Europa. Todas esas crisis han sido superadas. Y es porque el porvenir está allí (en Europa), el destino está allí y nadie puede ignorar dónde se encuentra nuestro interés común.

P. Señor presidente, espero que tenga un buen viaje a España...

R. Quiero añadir mi saludo personal al pueblo español. Siempre he sido recibido por el Rey y por el primer ministro de manera muy cordial, agradable y positiva. Hace unos años nuestras relaciones eran difíciles, en particular con la Prensa, que hacía muchos reproches a Francia, algunas veces injustos. Se han hecho progresos: tanto mejor. Su pueblo es un gran pueblo y aprecio su amistad.

P. Este viaje es desde luego mucho más fácil para usted y para el Gobierno español que otros anteriores.

R. Me acuerdo que hace algún tiempo fui a saludar al Rey y al primer ministro, al final de mi presidencia de Europa en 1984, para celebrar la ya segura ampliación de la CE, y tuvimos entonces encuentros extremadamente simpáticos con los españoles. En la calle y en los palacios oficiales. Comprendí que estábamos en un buen punto de partida, un buen trampolín.

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