La sed, un arma de guerra

Fada fue, para Hamid Jamis, de 25 años, su primera experiencia en el campo de batalla. Tiene 25 años e ingresó en el ejército en 1983 para hacer el servicio militar, despiiés de terminar el bachillerato. "Cuando aquella mañana marchamos hacia Fada pensé que podía ser el último día de mi vida. Pero todos juramos que moriríamos en el intento antes que volver con las manos vacías", dice.El joven combatiente afirma que cuando termine la guerra le gustaría seguir sus estudios en la Universidad. El campo de batalla, explica, es una dura prueba para los soldados chadianos ya que, en su mayoría, no re...

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Fada fue, para Hamid Jamis, de 25 años, su primera experiencia en el campo de batalla. Tiene 25 años e ingresó en el ejército en 1983 para hacer el servicio militar, despiiés de terminar el bachillerato. "Cuando aquella mañana marchamos hacia Fada pensé que podía ser el último día de mi vida. Pero todos juramos que moriríamos en el intento antes que volver con las manos vacías", dice.El joven combatiente afirma que cuando termine la guerra le gustaría seguir sus estudios en la Universidad. El campo de batalla, explica, es una dura prueba para los soldados chadianos ya que, en su mayoría, no reciben entrenamiento previo.

"Los primeros nueve meses en el servicio militar son los decisivos, ya que hay que adaptarse a una vida muy estricta, que exige pocas horas de sueño, marchas a pie por las montañas, soportar el frío del invierno y el aislamiento en el desierto, durante meses, lejos de la familia y los amigos", afirma Jamis.

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Para él, como para la mayoría de sus compatriotas, el próximo objetivo de los chadianos es comer dátiles en el palmeral de Faya Largeau, la principal base libia en territorio chadiano. "La guerra terminará cuando reconquistemos Faya", proclama Jamis.

Por el mo Miento, las principales batallas giran alrededor de Zuar, en el Tibesti, y en Bardai. Al contrario que Fada, en esas dos localidades norteñas los chadianos están a la defensiva mientras que los libios luchan por recuperar posiciones. Zuar y Bardai se encontraban bajo control de las Fuerzas Armadas Populares de Gukuni Lledei, hasta octubre-aliado de Libia y rival del presidente Hissénc Habré. Tras la reconciliación entre las fuerzas de Uedei y las de Habré, estas plazas han pasado de ser prolibias a bases enemigas para las tropas de Muanimar el Gaddafi.

Según Yamena, la victoria de Fada sobre los libios se debe a la inferioridad del soldado libio en un medio difícil como es el desierto y las montañas rocosas del Tibesti, en las que los carros de combate no siempre pueden abrirse camino.

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Los goranes, hombres del desierto, además de conocer el terreno y la localización de los pozos, tienen una gran resistencia física. Durante los desplazamientos rápidos se alimentan de las gacelas que cazan fácilmente por el camino. Pero, en caso de necesidad, pueden soportar largas marchas a pie con una ración diaria de dátiles. A veces, realizan el transporte militar con camellos, que son silenciosos y avanzan lentos pero firmes por las montañas.

Las autoridades chadianas subrayan a menudo que la sed en el desierto puede ser un arma más efectiva que una aviación poderosa como la de los libios. Un pozo sigue siendo un objetivo estratégico en el caso de desplazamiento rápido de tropas. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, en la pista que une Fada con Faya Largeau, que cubre una distancia de más de 300 kilómetros, sólo hay un pozo de agua.

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