La negociacion de la crisis belga durará toda la semana

Las negociaciones políticas emprendidas por los partidos políticos belgas para tratar de resolver la crisis que se abrió el martes pasado con la dimisión del primer ministro, Wilfried Martens, y que el rey Balduino dejó en suspenso, se prolongarán hasta la semana próxima, según se informaba ayer en los ambientes políticos belgas.

Un anecdótico conflicto lingüístico entre valones francófonos y flamencos ha conseguido poner en jaque a un Gobierno que, sin embargo, supo mantenerse firme frente a las numerosas voces alzadas en contra de su programa de austeridad económica. El pasado mes de ...

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Las negociaciones políticas emprendidas por los partidos políticos belgas para tratar de resolver la crisis que se abrió el martes pasado con la dimisión del primer ministro, Wilfried Martens, y que el rey Balduino dejó en suspenso, se prolongarán hasta la semana próxima, según se informaba ayer en los ambientes políticos belgas.

Un anecdótico conflicto lingüístico entre valones francófonos y flamencos ha conseguido poner en jaque a un Gobierno que, sin embargo, supo mantenerse firme frente a las numerosas voces alzadas en contra de su programa de austeridad económica. El pasado mes de septiembre, José Happart, alcalde de Fouron -localidad situada al noroeste de Bélgica, en territorio flamenco, pero con una población mayoritariamente francófona- fue destituido de su cargo por negarse a hablar neerlandés, lengua de la comunidad flamenca.Su destitución, dictaminada por el Consejo de Estado, máxima autoridad jurídica del país, y aceptada por Martens -socialcristiano y flamenco-, provocó la ira de los francófonos y, entre ellos, del ministro del Interior, Charles Ferdinand Nothomb, quien interpuso un recurso contra la sentencia.

El Rey belga, que abrió consultas con los dirigentes parlamentarios de la mayoría y de la oposición socialista, se ha concedido varios días de reflexión para examinar las posibilidades de supervivencia del Gobierno actual.

El futuro de la coalición de centroderecha, que se mantiene en el poder en Bélgica desde hace siete años, depende de sus dos principales componentes, los partidos socialcristianos (flamenco y valón), cuyas divisiones sobre el problema comunitario han provocado ta crisis actual.

El Rey belga se entrevistó ayer con el presidente del Senado, Ward Leemenas, socialcristiano, y con el presidente del partido socialista franeófono, Guy Spitaels. La comunidad flamenca de Bélgica representa el 57% de los 9,9 millones de habitantes de la población, y la francófona el 42%. El agravamiento de los conflictos lingüísticos se ha visto últimamente reforzado por la rivalidad entre las televisiones de ambas comunidades.

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