La Delegación del Gobierno elabora un informe sobre los "encierros" de Fuenlabrada

José María Rodríguez Colorado, delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, ha ordenado la elaboración de un informe que analice las circunstancias en que se celebran los encierros de reses bravas en Fuenlabrada, donde las vaquillas y toros son apuñalados en la vía pública ante el numeroso público que asiste a las casi cuatro horas de encierro.

La orden del Ministerio del Interior con fecha 10 de mayo de 1982, publicada en el BOE del 18 de mayo, señala que es el gobernador civil -delegado del Gobierno en las comunidades autónomas uniprovinciales- el último responsable de que ...

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José María Rodríguez Colorado, delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, ha ordenado la elaboración de un informe que analice las circunstancias en que se celebran los encierros de reses bravas en Fuenlabrada, donde las vaquillas y toros son apuñalados en la vía pública ante el numeroso público que asiste a las casi cuatro horas de encierro.

La orden del Ministerio del Interior con fecha 10 de mayo de 1982, publicada en el BOE del 18 de mayo, señala que es el gobernador civil -delegado del Gobierno en las comunidades autónomas uniprovinciales- el último responsable de que los encierros, suelta de reses y toreo de vaquillas en plazas públicas se celebren dentro de la normativa vigente. Es de su competencia tanto la autorización para celebrar estos festejos como la revisión de las actas levantadas por el sacrificio de las reses.La orden ministerial especifica en su artículo primero: "Se entenderá por encierro la conducción a pie y por vías públicas del ganado a lidiar el día previsto para un espectáculo taurino autorizado reglamentariamente, desde el lugar de la suelta a la plaza, debidamente acompañadas de tres cabestros, como mínimo". Lo que no se cumple en los particulares encierros de Fuenlabrada.

En el párrafo 6 del artículo segundo, sobre "Suelta de reses para fomento y recreo de la afición", se establece: "Concluido el espectáculo, las reses, macho o hembra, serán retiradas del redondel e inmediatamente sacrificadas en lugar adecuado de las dependencias de la plaza, quedando expresamente prohibido el darles muerte durante o después de su lidia en presencia del público asistente". En Fuenlabrada, las reses se sacrifican delante del público.

Respecto al toreo de vaquillas, en plazas públicas, último de los espectáculos taurinos que prevé la orden, el párrafo 7 del artículo 32, tras prohibir el sacrificio en público, establece: "La autoridad gubernativa dictará normas para que las reses no sean maltratadas innecesariamente por los participantes en estos espectáculos y el alcalde adoptará las medidas precisas para su cumplimiento a fin de evitar sufrimientos injustificados a las mismas y la consiguiente repercusión en la sensibilidad de los espectadores". En Fuenlabrada, donde el espectáculo es una mezcla de las tres categorías, las reses son maltratadas durante horas.

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