Cartas al director

Los ancianos

Tengo algunos años más de 60, mi esposo jubilado con más edad, muy enfermo, necesitado de estar en un hospital de crónicos, pues a su estado, que es grave, se une que yo vivo sola y él-necesita unos cuidados que yo no puedo darle.Hace unos días se cayó y su gravedad se ha acentuado.

Llevado por urgencias al Ramón y Cajal, después de unas radiografias de cráneo, al no ser cosa de operación, me lo mandaron a casa en unas condiciones que son fáciles de comprobar.

Ya el año pasado lo ingresaron en un hospital del pueblo de Vallecas y después de un mes me lo mandaron a casa. Cómo me l...

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Tengo algunos años más de 60, mi esposo jubilado con más edad, muy enfermo, necesitado de estar en un hospital de crónicos, pues a su estado, que es grave, se une que yo vivo sola y él-necesita unos cuidados que yo no puedo darle.Hace unos días se cayó y su gravedad se ha acentuado.

Llevado por urgencias al Ramón y Cajal, después de unas radiografias de cráneo, al no ser cosa de operación, me lo mandaron a casa en unas condiciones que son fáciles de comprobar.

Ya el año pasado lo ingresaron en un hospital del pueblo de Vallecas y después de un mes me lo mandaron a casa. Cómo me lo enviaron que el médico de cabecera exclamó: "¡No tienen vergüenza!".

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Ahora yo me digo, y también aquien corresponda (léase ministro del ramo o director del Insalud): si hemos empezado a pagar la Seguridad Social a la edad temprana, y esta seguridad cuando de verdad la necesitamos no la tenemos. Los médicos de los eentros hospitalarios, con una total indiferencia, indigna de una proflión como debe ser la suya, nos abandonan a nuestra suerte, pero eso sí, se pasan la vida haciendo rclamaciones y pidiendo derechos que no dudo sean justos, pero el verdadero derecho de un buen médico es la defensa del enfermo, la seguridad de que esté bien atendido.

El señor ministro de Sanidad también debe de saber que la atención médica de todos los cítidadanos, pero sobre todo de los más débiles, debe de ser atendida hata el final y de manera prioritaria.

Mi esposo y yo somos ya mayores, pero hemos contribuido cuando éramos jóvenes, con nuestro trabajo, a la marcha de este país, nuestra vida ha sido consagrada al trabajo, ¿no cree usted que pedir un centro hospitalario para que el tiempo que le reste de vida, más bien menos que más, no es un abuso o privilegio?

¿O es que tenemos que hacer los ancianos en esta sociedad lo que los esquimales?

Parece ser que: en aquellas latitudes cuando ya no valen son llevados a que los coman los osos; como aquí no hay, ¿crearán ustedes hornos donde seamos incinerados o seremos arrojados a grandes conteriedores?

La respuesta la sé. Que hay muchísimos problemas que resolver. Señores de la Administración y en primer lugar al señor ministro del ramo: nuestra Constitución consagra, entre otras cosas, el derecho a la sanidad, pero veo con amargura que para mí, como para muchos que se encuentran en mis circunstancias, todo eso es letra muerta-

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