El Consejo Atlántico trata, de restablecer en Halifax el consenso entre los países miembros de la OTAN

El Consejo Atlántico, que ayer comenzó su reunión de primavera durante dos días en Halifax, Nueva Escocia (Canadá), tratará de restablecer el consenso en el interior de la OTAN, sensiblemente perjudicado en las últimas semanas por las disensiones sobre la cuestión terrorista y el ataque de Estados Unidos contra Libia. "Solemos hablar sobre las relaciones Este-Oeste, pero las relaciones Oeste-Oeste también son importantes", afirmó el secretario general de la OTAN, lord Carrington, en la conferencia de prensa que ofreció el jueves, en vísperas del inicio de la reunión.

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El Consejo Atlántico, que ayer comenzó su reunión de primavera durante dos días en Halifax, Nueva Escocia (Canadá), tratará de restablecer el consenso en el interior de la OTAN, sensiblemente perjudicado en las últimas semanas por las disensiones sobre la cuestión terrorista y el ataque de Estados Unidos contra Libia. "Solemos hablar sobre las relaciones Este-Oeste, pero las relaciones Oeste-Oeste también son importantes", afirmó el secretario general de la OTAN, lord Carrington, en la conferencia de prensa que ofreció el jueves, en vísperas del inicio de la reunión.

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Carrington constató en este encuentro con los 300 periodistas llegados a la ciudad de Halifax (120.000 habitantes) que había habido "diferencias de opinión en los últimos meses" sobre el tema del terrorismo entre los europeos y Estados Unidos, y añadió que había que ser cuidadosos con este asunto.El Consejo Atlantico -máxima instancia de la OTAN- inició ayer su reunión semestral de ministros de Asuntos Exteriores poco después de las 9.30 horas (14.30 horas en Madrid). El primer ministro de Nueva Escocia (Canadá), John M. Buchanan, y el ministro de Exteriores canadiense, Joe Clark, fueron los encargados de dar la bienvenida a los ministros, que durante el día anterior habían llegado a Halifax.

Inmediatamente después, los 16 ministros de Asuntos Exteriores de los países de la OTAN -acompañados por los directores políticos de sus ministerios y sus embajadores ante la sede de la OTAN en Bruselas- iniciaron la primera de las tres reuniones restringidas que se sucederán hasta la mañana de hoy. Entre las dos reuniones de ayer, el secretario general de la OTAN se reunió en un almuerzo con los ministros.

Esta reunión de primavera del Consejo Atlántico -que se celebra, como de costumbre, fuera de Bruselas tiene como novedad el hecho de que no cuenta con un orden del día previo. Los documentos a examinar por los ministros han sido restringidos al máximo, lo que, según afirmó Carrington en la intervención que pronunció al comienzo de la primera reunión de ayer, "permitirá consagrar más tiempo a lo que cuenta realmente, es decir, a las intensas consultas políticas que son, de algún. modo, el alma de la Alianza".

Aunque no hay un orden del día formal, el secretario general de la OTAN, lord Carrington, sugirió varios temas que ocuparán los dos días de reuniones del Consejo Atlántico: el desarme, las relaciones Este-Oeste, la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE) y lo que, según aquél "se llama de una forma escasamente elegante relaciones Oeste-Oeste".

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Efectos lentos

En su intervención inaugural, lord Carrington afirmó que los efectos de la cumbre de Ginebra entre los máximos líderes de Estados Unidos y la URSS, Ronald Reagan y Mijail Gorbachov -que se reunieron en esa ciudad suiza el pasado mes de noviembre-, "han sido más lentos de lo que habría sido de desear"."Los negociadores americanos",- añadió Carrington, "esperan todavía que les sea dada una respuesta constructiva a las propuestas que han hecho sobre las armas nucleares de alcance medio y estratégicas y que se entable un diálogo serio sobre los sistemas ofensivos y defensivos".

"Occidente", dijo luego, "espera igualmente que el espíritu positivo que parecía caracterizar algunas de las declaraciones de Gorbachov sobre el desarme y, más particularmente, sobre la necesidad de verificación, se encuentre en las propuestas que los soviéticos hagan en las conferencias de Ginebra, Estocolmo y Viena". En base a las posturas negociadoras soviéticas, dijo, "se juzgarán las intenciones reales" de la URSS, y se podrá "saber exactamente lo que quiere Gorbachov", exigiendo "una respuesta detallada a las propuestas que hemos presentado".

A pesar de no existir un orden del día formal, Carrington propuso ayer dedicar la primera reunión restringida al diálogo Oeste-Oeste (diálogo interaliado), pasando a estudiar en la segunda -que se celebró a lo largo de la tarde de ayer- las relaciones Este-Oeste.

Por último, la sesión de esta mañana estará dedicada a sacar conclusiones y a respaldar el comunicado final, que se espera sea más corto que de costumbre e incluya posiciones sobre desarme, diálogo Este-Oeste, CSCE y terrorismo.

En la sesión de ayer por la mañana, los ministros de Asuntos Exteriores de los 16 países de la OTAN constataron la necesidad de lograr una mayor cohesión dentro de la Alianza. Varios ministros -entre ellos, el de España, Francisco Fernández Ordóñez- plantearon que existían fallos en el sistema consultivo, aludiendo así indirectamente el ataque realizado contra Libia por parte de EE UU, que se hizo sin informar previamente a los aliados de la OTAN.

Algunos países -entre ellos también España- mostraron igualmente su preocupación por el divorcio existente entre las opiniones públicas de los países de la Alianza Atlántica y la propia Alianza. Un alto funcionario español afirma que esta escisión está "bastante generalizado" entre los países de Europa occidental. Según un diplomático europeo, el mencionado divorcio, lleva a que, a veces, los países europeos no quieran aceptar por completo sus responsabilidades, en la Alianza. Como ejemplo, esta fuente ponía el del reciente debate sobre la fabricación de armas químicas binarias por parte de EE UU. Muchos gobiernos, dijo, estaban de acuerdo con esta medida, pero se resistían a ella por las reticencias expresadas por las opiniones públicas de sus países. En parte, además, agregaba esta fuente, el divorcio se agrava debido a las actuaciones que EE UU decide sin consultar con sus aliados.

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