Cartas al director

El espíritu de Europa

El 14 de marzo de 1984, el Parlamento Europeo hizo llegar al Gobierno español una resolución -más conocida como rapport Luster- instándole a que, desde su entrada en la Comunidad, en nuestro país se respetasen fielmente los principios de libertad de enseñanza."El derecho a la libertad de enseñanza", decía la resolución, "implica la obligación de los Estados miembros de hacer posible el ejercicio práctico de ese derecho, incluso en el aspecto económico, y de conceder a los centros privados las subvenciones necesarias para el ejercicio de su misión y el cumplimiento de sus obligaciones en...

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El 14 de marzo de 1984, el Parlamento Europeo hizo llegar al Gobierno español una resolución -más conocida como rapport Luster- instándole a que, desde su entrada en la Comunidad, en nuestro país se respetasen fielmente los principios de libertad de enseñanza."El derecho a la libertad de enseñanza", decía la resolución, "implica la obligación de los Estados miembros de hacer posible el ejercicio práctico de ese derecho, incluso en el aspecto económico, y de conceder a los centros privados las subvenciones necesarias para el ejercicio de su misión y el cumplimiento de sus obligaciones en condiciones iguales a las que disfrutan los correspondientes centros públicos, sin discriminaciones respecto a las entidades titulares, los padres, los alumnos o el personal".

España es ya con todos los dere chos miembro de la Comunidad. ¿Y qué ha sucedido con lo que se recomendaba en la mencionada resolución? Juzgue el lector por sí mismo: 68 centros escolares con cerca de 36.000 alumnos han tenido que cerrar en los dos últimos cursos, y 44 -con más de 23.000- los que muy probablemente tendrán que hacerlo éste. Tal es el resultado de la asfixia económica a que está siendo sometida la enseñanza privada.

Si la respuesta de nuestro Gobierno a las recomendaciones de la Comunidad va a ser en todos los campos la misma que en el de la libertad de enseñanza, de poco nos va a servir la integración. Habremos entrado en Europa, pero Europa, el espíritu de Europa, no habrá entrado en nosotros.-

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