Cartas al director

Lengua valenciana

Una vez más, y con singular indignación y asco, he tenido que asistir a la sistemática labor de expropiación que su periódico ha venido realizando desde siempre en contra de la cultura valenciana. Pero esta vez ha sido un poco más triste. Tengo que confesar que, estaba ilusionado con el suplemento de la Comunidad Valenciana que EL PAÍS venía anunciando para el día 18 de marzo. Pues bien, han dado ustedes la primera en la frente. En la primera entrega del citado suplemento leo -ya sin demasiado asombro, por venir de quien viene- que se va a estrenar la obra El virgo de Vicenteta, ...

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Una vez más, y con singular indignación y asco, he tenido que asistir a la sistemática labor de expropiación que su periódico ha venido realizando desde siempre en contra de la cultura valenciana. Pero esta vez ha sido un poco más triste. Tengo que confesar que, estaba ilusionado con el suplemento de la Comunidad Valenciana que EL PAÍS venía anunciando para el día 18 de marzo. Pues bien, han dado ustedes la primera en la frente. En la primera entrega del citado suplemento leo -ya sin demasiado asombro, por venir de quien viene- que se va a estrenar la obra El virgo de Vicenteta, del valenciano Bernat i Baldoví, escrita "en lengua catalana". ¿Cómo se les tiene que decir a ustedes que se están burlando de la soberanía de un pueblo y de su cultura al atreverse a publicar impunemente tan descarada mentira? Señores de EL PAÍS: en la Comunidad Valenciana se habla la lengua valenciana, mal que les pese a algunos redactores que de un golpe de máquina se atreven a cambiar la historia. Y cuando digo redactores, por supuesto, la crítica va dirigida contra su periódico y contra usted, como responsable. En otras cartas, por supuesto nunca publicadas, aunque, eso sí, devueltas al cabo de los meses con una amable misiva de disculpa, he intentado criticarles de un modo serio y razonado; como se ve que ustedes son impermeables a la razón y a todo tipo de argumentos, no me queda más remedio que decirles lo que pienso de ustedes, aunque me salga de un modo visceral. Sin ningún tipo de ironía, mi más sincera enhorabuena por su estudiado genocidio cultural. Ni el mismo doctor Goebbels lo hubiese hecho mejor.

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