El paralelo 32,5 o la 'línea de la muerte'

EL PAÍS, El líder libio, Muammar el Gaddafi, advirtió el 26 de enero de este año al presidente norteamericano, Ronald Reagan, que su país no toleraría que las unidades aeronavales destacadas en el Mediterráneo sobrepasasen el paralelo 32,5, que definió como la línea de la muerte, y añadió que franquearlo equivaldría a la guerra.Gaddafi hizo estas advertencias en el puerto de Misurata, a 174 kilómetros al este de Trípoli, en un intento de alcanzar el paralelo 32,5, situado aproximadamente a unas 50 millas (92,6 kilómetros) de la costa. La línea de la muerte es un límite imaginario...

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EL PAÍS, El líder libio, Muammar el Gaddafi, advirtió el 26 de enero de este año al presidente norteamericano, Ronald Reagan, que su país no toleraría que las unidades aeronavales destacadas en el Mediterráneo sobrepasasen el paralelo 32,5, que definió como la línea de la muerte, y añadió que franquearlo equivaldría a la guerra.Gaddafi hizo estas advertencias en el puerto de Misurata, a 174 kilómetros al este de Trípoli, en un intento de alcanzar el paralelo 32,5, situado aproximadamente a unas 50 millas (92,6 kilómetros) de la costa. La línea de la muerte es un límite imaginario que el líder libio coloca en una zona divisoria entre el golfo de Sidra, sobre el que reclama su soberanía, y el mar Mediterráneo.

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El 24 de enero, Gaddaffi acusó a Reagan de "estar jugando con fuego" al ordenar la realización de maniobras aeronavales frente a la costa libia y puso en estado de máxima alerta a sus fuerzas armadas, señalando que su aviación actuaría inmediatamente en caso de que los aviones de guerra norteamericanos violasen su espacio aéreo. Fuentes gubernamentales norteamericanas desmintieron entonces que las maniobras constituyesen un ensayo preparatorio de una intervención para asestar un golpe militar a Libia, que fue descartado por Reagan.

La eventual incursión norteamericana en el golfo de Sidra plantea un delicado problema de jurisdicción, ya que Libia reclama ésas aguas como pertenecientes a su plataforma continental y, en consecuencia, a su territorio, pretensión que no es reconocida por Estados Unidos.

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