Cuatro grupos de empresarios se disputaban a la multinacional

Al menos cuatro grupos de empresarios españoles han tratado de asociarse con Walt Disney Productions, ante la eventualidad de que esta empresa decidiera instalar su parque europeo de atracciones en España.

Los nombres de los integrantes de estos grupos trascendieron el pasado verano, cuando el optimismo detectado en medios gubernamentales sobre la posibilidad de atraer el proyecto suscitó el interés de numerosos empresarios y financieros.

Estaban encabezados por el marqués de Griñón, Juan Lladró, Manuel Prado y Colón de Carvajal y los hermanos Gimeno. En principio, apoyaban ...

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Al menos cuatro grupos de empresarios españoles han tratado de asociarse con Walt Disney Productions, ante la eventualidad de que esta empresa decidiera instalar su parque europeo de atracciones en España.

Los nombres de los integrantes de estos grupos trascendieron el pasado verano, cuando el optimismo detectado en medios gubernamentales sobre la posibilidad de atraer el proyecto suscitó el interés de numerosos empresarios y financieros.

Estaban encabezados por el marqués de Griñón, Juan Lladró, Manuel Prado y Colón de Carvajal y los hermanos Gimeno. En principio, apoyaban respectivamente los emplazamientos próximos a Santa Pola (Alicante), Pego (Valencia), la Ametila (Tagarrona) y Cabanes (Castellón).

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Aunque por el verano todos ellos habían entablado algún contacto con representantes Disney, la multinacional del ocio mantenía la estrategia de cerrar las negociaciones con los gobiernos central y autonómicos interesados en la inversión, antes de ponerse a hablar con los futuros socios. No obstante, en algún caso les preguntaron si estarían también dispuestos a participar en caso de que ubicaran el parque en Francia.

En estos contactos, trascendió que Walt Disney quería compartir hasta el 50% la titularidad de la sociedad propietaria del parque, con un capital próximo a los 300 millones de dólares (unos 50.000 millones de pesetas).

La multinacional norteamericana, que recibiría importantes incentivos, pondría en torno a la mitad y repartiría el resto en dos o tres partes, entre los socios españoles, financiadores privados y capital hispano-europeo.

La posterior evolución de las negociaciones, que restó oportunidades a los emplazamientos de Santa Pola y Cabanes, para centrar la disputa en los de Pego y la Ametlla, provocó algunos cambios en la composición de dichos grupos. Pero mantenía en alta las expectativas y el interés por aproximarse a Disney, bajo la convicción de que Eurodisney generaría numerosos negocios colaterales: desde los trabajos derivados de la construcción a los de hostelería y transporte de los 6,5 millones de personas que se estimaba visitarían anualmente el recinto.

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