ELECCIONES EN AMÉRICA LATINA

Los guatemaltecos abren el 'proyecto democrático'

Las elecciones para la presidencia de la República de Guatemala y para elegir diputados y alcaldes comenzaron en la mañana de ayer con abundantes colas y sin incidentes, al menos hasta el mediodía (hora local). Este proceso electoral deberá dar al país un presidente civil, tras 15 años de mandatos militares, y abre una posibilidad de que el llamado proyecto democrático retire al Ejército a los cuarteles y le aleje poco a poco de las tareas de gobierno.

A las 6.30, hora local (13.30, hora peninsular), ya se habían formado grandes colas ante las mesas electorales situadas en las escuelas ...

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Las elecciones para la presidencia de la República de Guatemala y para elegir diputados y alcaldes comenzaron en la mañana de ayer con abundantes colas y sin incidentes, al menos hasta el mediodía (hora local). Este proceso electoral deberá dar al país un presidente civil, tras 15 años de mandatos militares, y abre una posibilidad de que el llamado proyecto democrático retire al Ejército a los cuarteles y le aleje poco a poco de las tareas de gobierno.

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A las 6.30, hora local (13.30, hora peninsular), ya se habían formado grandes colas ante las mesas electorales situadas en las escuelas del pueblo de Panajachel, lugar que se encuentra en medio del extraordinario paisaje del lago Atitlán. En orden y silencio, los votantes, indios en su mayoría, esperaban la apertura de los colegios electorales, que se realizó a las siete de la mañana. En Sololá, capital del departamento del mismo nombre situada a 120 kilómetros de la capital de la nación, la plaza central frente a la catedral rebosaba de gente dos horas después.La plaza era un verdadero mar de indios, vestidos con trajes bordados de colores. Los indios hacían cola durante horas, impertérritos, disciplinados y silenciosos. Así siguieron, a pesar de que la lluvia empezó a caer. -La plaza se convirtió en un mercado con musiquilla por los altavoces y con vendedores que atendían a los electores que deseaban tomar fruta o consumir bebidas no alcohólicas. Desde las seis de la tarde del sábado se impuso en todo el país una estricta ley seca, rígidamente vigilada por patrullas policiales, que recorrían los bares en busca de potenciales infractores.

La mecánica electoral de ayer daba una completa sensación de limpieza. En Sololá, casi todos los votantes eran indios, varones, que no hablaban ni una palabra de español. Se acercaban a la mesa electoral con su cédula de identidad, los presidentes de mesa los buscaban en el registro de electores y les preguntaban si sabían firmar. La mayoría tenía que hacerlo con sus huellas dactilares porque son analfabetos.

Los votantes recibían tres papeletas: una amarilla para elegir alcalde, otra azul para los diputados y una tercera blanca para la elección del presidente. Las papeletas para la convocatoria electoral presidencial llevaban las fotos de los ocho candidatos a presidente y vicepresidente con los logotipos de los grupos políticos que los apoyan. Los votantes se retiraban a una especie de cabina bastante aislada, donde votaban, y después introducían las papeletas en cada una de las tres ranuras correspondientes. Las papeletas caían en una bolsa transparente, visible para todos.

Tinta en el dedo

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Los votantes recibían una marca de tinta en el dedo para evitar que volviesen a votar.En todas las mesas visitadas por el enviado especial de EL PAÍS había interventores de los partidos más importantes y de los cuatro candidatos que parecen contar con más posibilidades: el democristiano Vinicio Cerezo, el centrista Jorge Carpio, el derechista Jorge Serrano y el ultraderechista Mario Sandoval. La elección para presidente tendrá probablemente una segunda vuelta el próximo 8 de diciembre, porque se considera casi imposible que alguno de los ocho candidatos haya conseguido ayer la mayoría absoluta, es decir, más del 50% de votos. En la segunda vuelta competirán por la presidencia los dos mejor situados en la elección de ayer.

Los interventores de los partidos declararon a este periódico ,que todo el proceso electoral había transcurrido con limpieza. A la pregunta de si podía haber fraude, un interventor democristiano exclamó: "Primero, Dios, que no".

Los interventores tenían la orden de las direcciones centrales de sus partidos -de enviar los datos del escrutinio a la capital. Allí los partidos más poderosos habían montado un sistema de computación para controlar los resultados y evitar un posible pucherazo electrónico.

Llamó la atención la presencia en Guatemala desde el pasado viernes del ultraderechista salvadoreño mayor Roberto D'Aubuisson, quien acusó al presidente de su país, José Napoleón Duarte, de prestar ayuda a la Democracia Cristiana guatemalteca.

D'Aubuisson dijo en una conferencia de prensa, celebrada en un hotel de la capital, que Duarte había enviado una flotilla de 200 vehículos y 800 personas para apoyar al democristiano Cerezo.

D'Aubuisson denunció también que se encuentra en Guatemala un funcionario del Departamento de Estado norteamericano llamado John Kelly, a quien acusó de haber manipulado el resultado de las elecciones presidenciales de El Salvador.

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