Cartas al director

La atención médica

El pasado mes de septiembre tuve necesidad de acudir, junto con mi esposa e hijo, a la consulta del traumatólogo en el ambulatorio de Moratalaz. Como por experiencia sé que esta consulta siempre se encuentra atestada de pacientes, acudimos a la misma a las 9.15. (La hora de consulta es de 10.30 a 12.30). ¡Ya a esa hora nos correspondió el número 51! La traumatóloga, que, por supuesto, también sabe de los enfermos que a diario acuden a visitarla, suele comenzar su trabajo media hora antes, es decir, a las 10 de la mañana. Aun así, dándose estas circunstancias, hasta las 12.55 no salimos de la c...

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El pasado mes de septiembre tuve necesidad de acudir, junto con mi esposa e hijo, a la consulta del traumatólogo en el ambulatorio de Moratalaz. Como por experiencia sé que esta consulta siempre se encuentra atestada de pacientes, acudimos a la misma a las 9.15. (La hora de consulta es de 10.30 a 12.30). ¡Ya a esa hora nos correspondió el número 51! La traumatóloga, que, por supuesto, también sabe de los enfermos que a diario acuden a visitarla, suele comenzar su trabajo media hora antes, es decir, a las 10 de la mañana. Aun así, dándose estas circunstancias, hasta las 12.55 no salimos de la consulta y fuimos afortunados, ya que los siguientes pacientes (hasta un total de 90) posiblemente no pudieron ser atendidos, ya que la doctora dijo que se marcharía a la una de la tarde. (En ese momento ya habría hecho una hora más de consulta, una hora más que no cobra y que, además, nadie le agradecerá, ni siquiera sus propios pacientes. Ahora, los enfermos se preguntan, tanto los que fueron atendidos como los que no: ¿cómo es posible que exista tan grave desconsideración hacia personas enfermas? Primero, por parte de la dirección del propio ambulatorio, que conoce tal situación, ya que estos hechos se suceden a diario y tal afirmación fue confirmada por la enfermera jefe involuntariamente, al exigirle el libro de reclamaciones para plasmar en el mismo mi queja, que, sin decirle de qué se trataba, me preguntó: "Del traumatólogo, ¿verdad?".Por consiguiente, algo está pasando; ¿nos encaminamos hacia un nuevo tercermundismo? Precisamente en la era de la tecnología más avanzada, o más bien que nos vamos deshumanizando con pasos lentos, pero firmes, hasta una total destrucción de todos los valores. De todo esto sólo son responsables aquellos en los que está en su mano el bienestar social.-

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