"Que pague su madre" dijo el obispo

El obispo de la diócesis brasileña de San Félix de Araguaya, el español Pedro Casaldáliga, dijo en su intervención ante el encuentro de los jóvenes de Latinoamérica en La Habana que "no pagamos porque no somos nosotros los que hicimos la deuda", y dijo que la respuesta ante las exigencias de pago debiera ser: "Que pague su madre".

El obispo católico cosechó una fuerte ovación en su intervención del primer día del encuentro juvenil y apeló a la rebelión de los jóvenes: "Ustedes no tendrán derecho a vivir si no se rebelan a tiempo. Su juventud está previamente endeudada, previamente p...

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El obispo de la diócesis brasileña de San Félix de Araguaya, el español Pedro Casaldáliga, dijo en su intervención ante el encuentro de los jóvenes de Latinoamérica en La Habana que "no pagamos porque no somos nosotros los que hicimos la deuda", y dijo que la respuesta ante las exigencias de pago debiera ser: "Que pague su madre".

El obispo católico cosechó una fuerte ovación en su intervención del primer día del encuentro juvenil y apeló a la rebelión de los jóvenes: "Ustedes no tendrán derecho a vivir si no se rebelan a tiempo. Su juventud está previamente endeudada, previamente prohibida".

El obispo dijo que EE UU no tiene derecho a considerar Centroamérica o América Latina como "el patio de la casa, donde se crían las gallinas y los cerdos". "Yo creo que nosotros, hermanos, compañeros de esta patria grande ya demasiado regada con sangre, con llanto, con la miseria de los niños, sobre todo, nos debemos unir en un gesto de dignidad: no pagamos porque queremos vivir, porque ya hemos pagado".

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El pasado jueves el presidente cubano, Fidel Castro, dio una recepción en el palacio de la Revolución a los asistentes al encuentro juvenil sobre la deuda externa y allí se produjeron escenas insólitas de entusiasmo con el líder cubano, que dio la mano uno a uno a todos los invitados a su llegada. Las jóvenes besadas en la mejilla y algunos hombres comentaban, medio en serio medio en broma: "Ahora no me podré lavar en varios días después de haber tocado a Fidel".

Castro mantuvo varias conversaciones con diferentes delegaciones en un cuarto separado por una mampara. Los jóvenes latinoamericanos comenzaron a formar una fila que circulaba por el palacio a los gritos de: "Ae, ae, ae la chambelona, ni pagamos la deudita ni pagamos la deudona".

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