Reagan decreta sanciones limitadas contra el régimen segregacionista surafricano

Ronald Reagan decretó ayer una serie de sanciones económicas limitadas contra el Gobierno racista de Suráfrica, dirigidas a persuadir a Pretoria para que inicie negociaciones que conduzcan "al fin del apartheid tan pronto como sea posible". Con esta decisión, el presidente norteamericano se ha adelantado al Congreso, que está dispuesto a adoptar sanciones más radicales contra Suráfrica. La Administración mantiene, sin embargo, la política de "compromiso constructivo", a la que ahora añade el adjetivo activo. La opinión de los observadores es que las medidas tendrán un efecto más bien simbólico...

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Ronald Reagan decretó ayer una serie de sanciones económicas limitadas contra el Gobierno racista de Suráfrica, dirigidas a persuadir a Pretoria para que inicie negociaciones que conduzcan "al fin del apartheid tan pronto como sea posible". Con esta decisión, el presidente norteamericano se ha adelantado al Congreso, que está dispuesto a adoptar sanciones más radicales contra Suráfrica. La Administración mantiene, sin embargo, la política de "compromiso constructivo", a la que ahora añade el adjetivo activo. La opinión de los observadores es que las medidas tendrán un efecto más bien simbólico y se duda que sean suficientes para evitar una, acción más decidida del Congreso.

Reagan firmó ayer una orden ejecutiva por la que se prohíbe la venta de ordenadores a los departamentos de la Administración sur africana que puedan emplearlos en la aplicación del apartheid. Quedan, asimismo, prohibidos nuevos préstamos de la banca norteamericana al Gobierno de Pretoria, con la excepción de los destinados a educación, sanidad y vivienda, de los que disfruta toda la población. Se prohíbe la venta de tecnología nuclear mientras Suráfrica no firme el Tratado de No Proliferación Nuclear Estados Unidos consultará con sus aliados comerciales, en el seno del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, antes de prohibir la venta en este país de los krugerrands, la moneda de oro que acuña Suráfrica para los inversores internacionales.Las sanciones contra Suráfrica no significan un cambio esencial de la política norteamericana, consistente en seguir presente económica y políticamente en el país surafricano para poder continuar ejerciendo influencia, sin aplicar medidas universales y tajantes que provocarían una economía de estado de sitio. La Administración Reagan estima que una situación así perjudicaría sobre todo a la mayoría negra. La señal que quiere enviar Washington es de impaciencia e irritación, que sólo pueden ya ser contrarrestadas por el anuncio de un diálogo que conduzca, con todos los plazos y cautelas necesarias, al desmantelamiento del apartheid.

Las medidas, algunas de las cuales ya estaban en práctica, van dirigidas contra "la maquinaria del apartheid", explicó Reagan. Son la señal de que Estados Unidos se desvincula rotundamente del sistema de segregación racial, al que el presidente llamó "racismo deliberado, sistemático e institucionalizado". Reagan no las quiso calificar ayer de sanciones.

El Parlamento quiere prohibir la venta de krugerrands y exige una serie de cambios políticos concretos en Suráfrica. También está dispuesto a endurecer las sanciones si antes de 12 meses. no comienza a desmontarse el apartheid. El Senado tenía que votar esta semana definitivamente las sanciones, que ya fueron aprobadas por la Cámara de Representantes, pero, tras conocer la decisión de la Casa Blanca, esta Cámara ha pospuesto indefinidamente la votación. Roagan había anunciado que votaría las sanciones del Congreso -que, en su opinión, sólo servirían para castigar a los 21 millones de negros, a los que "queremos ayudar"- si el Congreso no retrasaba su votación.

El presidente envió ayer de nuevo a Pretoria, de donde fue retirado hace cuatro meses, al embajador norteamericano con una carta para el presidente Pieter Botha. El mensaje expresa la impaciencia norteamericana por la falta de soluciones al problema del apartheid y urge el inmediato comienzo de un diálogo para pasar de la política de confrontación a una de negociación "con la oposición responsable".

El secretario de Estado, George Shultz, fue más rotundo que el presidente y explicó que la misiva expresa, en nombre de la Administración, el pueblo norteamericano y el Congreso, que "el apartheid debe concluir". El cómo es algo que debe discutir y negociar el propio Gobierno surafricano.

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"La situación no se resolverá de la noche a la mañana, pero ha, que comenzar, no hay tiempo quo perder", afirmé Reagan. Explica que la influencia de Estados Unidos es limitada. ."No, podemos dar órdenes; tenemos alguna influencia y la vamos a ejercer para lograr tina evolución pacífica", dijo. Reagan manifestó que el objetivo en lograr la plena participación política de todos los surafricanos.

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