La diplomacia, una profesión con alto riesgo

En estos últimos años, las frecuentes acciones terroristas contra sedes diplomáticas han hecho que esta profesión resulte cada vez más peligrosa. Nuestros representantes en el extranjero han sufrido sus consecuencias en repetidas ocasiones.El 31 de eneró de 1980, un asalto armado de la policía guatemalteca a la Embajada de España, en la que se había refugiado un grupo de campesinos que protestaba por la represión ejercida en su país, causó 39 muertos. Murieron todos los miembros de la delegación diplomática, excepto el embajador, Máximo Cajal, que sufrió quemaduras de consideración.

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En estos últimos años, las frecuentes acciones terroristas contra sedes diplomáticas han hecho que esta profesión resulte cada vez más peligrosa. Nuestros representantes en el extranjero han sufrido sus consecuencias en repetidas ocasiones.El 31 de eneró de 1980, un asalto armado de la policía guatemalteca a la Embajada de España, en la que se había refugiado un grupo de campesinos que protestaba por la represión ejercida en su país, causó 39 muertos. Murieron todos los miembros de la delegación diplomática, excepto el embajador, Máximo Cajal, que sufrió quemaduras de consideración.

Máximo Cajal responsabilizó de los hechos a la policía guatemalteca. Las relaciones diplomáticas entre los dos países quedaron interrumpidas hasta septiembre de 1984.

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Durante 1980 se sucedieron las ocupaciones de embajadas españolas en Latinoamérica. El 5 de febrero, un comando de la organización Ligas Populares 28 de Febrero asaltó la Embajada de España en El Salvador y mantuvo a 12 rehenes, entre ellos al embajador Víctor Sánchez Mesa, con la intención de exigir la excarcelación de 21 presos políticos.

La ocupación terminó dos semanas más tarde con la liberación de los últimos rehenes y la garantía de que las fuerzas de seguridad no tomarían represalias contra los ocupantes.

En Honduras, un individuo armado intentó penetrar en la Embajada española en Tegucigalpa, el 18 de abril, y fue detenido por los servicios de seguridad de la cancillería. Según su confesión, únicamente pretendía solicitar asilo político. Simultáneamente se difundió el rumor de que el embajador, José de la Cuadra, había sufrido un atentado, hecho que fue desmentido por el diplomático.

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Por causas "que respondían a una situación personal", el 17 de agosto de 1983, un español, armado con un revólver, retuvo durante 10 horas como rehenes a cuatro miembros del consulado de España en Los Ángeles, entre los que se encontraba el cónsul general Joaquín Muñoz del Castillo.

En Piura, Perú, el 7 de noviembre de 1983 fue secuestrado el financiero y banquero José Antonio Onrubia Romero, vicecónsul de España, y asesinado su chófer. El diplomático fue liberado el 9 de abril de 1984. Onrubia declaró que había pasado todo el tiempo de su cautiverio en un contenedor y que en ocasiones había recibido amenazas de sus secuestradores.

Peligro en Líbano

Durante el pasado año, la Embajada de España en Líbano, debido al conflicto existente en ese país, tuvo que cerrar y desalojar su sede en varias ocasiones. La residencia del embajador ha sufrido diversos bombardeos; uno de ellos destruyó la planta baja del edificio, siendo embajador Joaquín Castillo.Su sustituto, Pedro de Arístegui y Petit, fue secuestrado el 10 de octubre de 1984, durante tres horas, por familiares de dos terroristas shiíes detenidos en España acusados de un atentado contra un funcionario de la Embajada libia y condenados a 23 años de cárcel.

Tras ser puesto en libertad, Pedro de Arístegui ha seguido recibiendo numerosas amenazas para que se libere a estos dos terroristas, la última ocasión fue durante el secuestro del avión de la TWA el pasado mes de junio.

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