Cartas al director

Inmoralidad en Madrid

Desde hace unas semanas, en las calles de Vitrubio, Jorge Manrique y alrededores, se sitúan por las noches unas personas, al parecer transexuales, popularmente denominados travestis, ofreciendo su comercio a los viandantes y automovilistas que circulan por estas calles. Al borde de la aceia tiene lugar la negociación del precio, y cuando llegan a un acuerdo proceden a la ejecución del misnio en plena calle, unas veces en el automóvil y otras en las zonas ajardinadas privadas de las casas particulares de las calles colindantes. Por la mañana, la calzada aparece sembrada de papeles higién...

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Desde hace unas semanas, en las calles de Vitrubio, Jorge Manrique y alrededores, se sitúan por las noches unas personas, al parecer transexuales, popularmente denominados travestis, ofreciendo su comercio a los viandantes y automovilistas que circulan por estas calles. Al borde de la aceia tiene lugar la negociación del precio, y cuando llegan a un acuerdo proceden a la ejecución del misnio en plena calle, unas veces en el automóvil y otras en las zonas ajardinadas privadas de las casas particulares de las calles colindantes. Por la mañana, la calzada aparece sembrada de papeles higiénicos, pañuelos de papel y demás porquerías que no es menester detallar por razones de buen gusto, ya que hacen sus necésidades fisiológicas con el máximo riesgo de contagio de las enfermedades de que este tipo de personas son habituales portadoras, y lo más grave del caso es que hay nada menos que seis colegios ubicados justo en las calles por donde pasean y aparcan. Por si ello fuera poco, la contratación y exhibición las hacen justo delante y enfrente del Alto Estado Mayor, lo cual va contra la más elemental regla de seguridad y desde luego significa una falta de respeto hacia nuestras Fuerzas Armadas, desde cuyas garitas, donde los soldados hacen guardia, contemplan tan lamentable espectáculo.Por favor, ¿cómo es posible que esto pueda suceder en una zona habitada? ¿No se podría trasladar todo este negocio, si es que tiene que existir, a algún parque, bosque, etcétera, donde no habite nadie, como lo han hecho en otras capitales europeas? Es un verdadero peligro para la salud pública. Desde estas líneas rogamos a nuestro alcalde, ministro del Interior, gobernador civil, jefe superior de Policía, Defensor del Pueblo y todas las autoridades pertinentes que tomen las medidas necesarias urgentes para que podamos volver a vivir con dignidad, sin temer por la salud de nuestros hijos, que juegan, corren y aprenden a andar por estas calles, y también dormir en paz, pues con el ruido, peleas y vocabulario soez que se oye, es imposible-

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