Nicolás Redondo rompe la disciplina de voto y pide que el proyecto sobre pensiones sea devuelto al Gobierno

Nicolás Redondo, secretario general del sindicato socialista UGT y diputado por Vizcaya, votó ayer en el Pleno del Congreso a favor de la devolución al Gobierno del proyecto sobre reforma de pensiones. Sólo Redondo mantuvo esta postura dentro del Grupo Socialista, aunque su gesto fue de alguna manera compartido por el secretario general del PSOE de Vizcaya, Ricardo García Damborenea, que, minutos antes de iniciarse la votación nominal, abandonó el hemiciclo. Los restantes grupos parlamentarios pidieron la devolución del proyecto de ley. La propuesta fue derrotada por 168 votos contra 104. Los ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Nicolás Redondo, secretario general del sindicato socialista UGT y diputado por Vizcaya, votó ayer en el Pleno del Congreso a favor de la devolución al Gobierno del proyecto sobre reforma de pensiones. Sólo Redondo mantuvo esta postura dentro del Grupo Socialista, aunque su gesto fue de alguna manera compartido por el secretario general del PSOE de Vizcaya, Ricardo García Damborenea, que, minutos antes de iniciarse la votación nominal, abandonó el hemiciclo. Los restantes grupos parlamentarios pidieron la devolución del proyecto de ley. La propuesta fue derrotada por 168 votos contra 104. Los diputados socialistas que defendieron el texto intentaron llevar el debate hacia una pugna entre el modelo de Seguridad Social socialista y el de la Coalición Popular.

Más información

Al filo de las siete de la tarde, después de ochó horas de duro debate, Nicolás Redondo, ligeramente incorporado en su escaño, con voz clara, daba su para que se devolviera al Gobierno el proyecto de reforma de pensiones. No hubo ni un solo murmullo. Fue el único diputado socialista que rompió la disciplina de voto. Justo Zambrana, José Antonio Amate, Manuel Chaves, Cándido Méndez, Francisco Neira, Jerónimo Nieto y Ramón Vancels, todos ellos con cargo de responsabilidad en alguna de las organizaciones de UGT, aceptaron el proyecto del Gobierno. Sólo Ricardo García Damborenea, en solidaridad con Redondo, abandonó, minutos antes de producirse la votación, el hemiciclo. Otros diputados socialistas se hallaban ausentes, pero en todos los casos su ausencia estaba justificada.Nicolás Redondo, desde su escaño, mirando al frente, siguió el resto de una votación que le situaba definitivamente en claro enfrentamiento con su propio grupo parlamentario.

Aunque en un principio se afirmó que los diputados que son miembros de UGT darían a conocer un comunicado para explicar que aceptaban la doble disciplina (la del sindicato y la del partido), y en consecuencia votarían a favor del proyecto e irían también a las manifestaciones convocadas por UGT, esa nota no llegó a hacerse pública.

Las razones que los diversos grupos esgrimieron para justificar la devolución al Gobierno del proyecto de ley coinciden básicamente en los mismos puntos: la propuesta supone un recorte de pensiones, no aborda una reforma global del sistema y rompe las expectativas que hoy tienen los trabajadores.

Los socialistas Javier Saenz de Cosculluela y Alejandro Cercas, que defendieron el proyecto del Gobierno, intentaron centrar el debate en la confrontación de su modelo de Seguridad Social y el que defiende el Grupo Popular. Saenz de Cosculluela leyó diferentes documentos de Alianza Popular en los que se aboga por un sistema público de prestaciones mínimas y por otro privado que complementaría al anterior. Fue posiblemente el momento más tenso de la jornada.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Fernando Suárez, por el Grupo Popular, que había basado sus argumentos en los recortes de prestaciones que implica el proyecto, advirtió: "No van ustedes a conseguir que este debate se transforme en un análisis del programa de AP. Ustedes", dijo, "cuando no tienen argumentos se convierten en oposición de la oposición". Suárez afirmó que se sentía capaz de afirmar que cualquier propuesta de su grupo estaba inspirada en el deseo de que todos los españoles vivan mejor. Y negó que pretendieran un sistema como el que Sáenz de Cosculluela había esbozado.

No obstante, reconoció que en la Coalición Popular existen personas para las que es prioritaria la visión económica, junto a otras que, dijo, "vernos las cosas con visión social. Nos pasa lo que a ustedes. Lo que ocurre es que, por desgracia, en su caso han vencido las tesis tecnócratas sobre las de los socialistas de verdad".

Incidente y réplicas

Cuando más enzarzado estaba Suárez defendiendo un sistema público de Seguridad Social, una voz desde los escaños socialistas gritó: "Como te oiga Mansilla (refiriéndose al presidente de la patronal de seguros), verás". Suárez, vuelto al presidente de la Cámara, pidió explicaciones por esas palabras. "Atentan contra mi integridad", dijo.

No fue el único momento de tensión. Alejandro Cercas, que en un momento de su intervención calificó de deshonestidad intelectual algunas de las críticas que se hacían al proyecto del Gobierno fue repicado por representantes de todos los grupos parlamentarios Miquel Roca, de Minoría Catalana, le preguntó si era deshonesto que la misma UGT estuviera contra la propuesta, si lo era que lo estuvieran todos los sindicatos y partidos, y le espetó: "Ustedes no han convencido a nadie. No creo que hayamos sido nosotros los que hemos dicho al diputado Redondo que el proyecto es malo". Juan María Bandrés, del Grupo Mixto, puntualizó a Cercas que nadie en la Cámara tiene el monopolio de la ética. Fernando Pérez Royo, del PCE, contestando a la acusación de que su partido y CC OO movilizaban a los trabajadores "basándose en mentiras", volvió a explicar por qué se producía el recorte de pensiones e insistió en que sus críticas son compartidas por otras fuerzas sociales.

Archivado En