Tres procesados sobre la 'pista búlgara' en el atentado contra el Papa alegan inmunidad diplomática

El juicio del siglo sobre la presunta conspiración internacional en el atentado contra Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981, comienza hoy en Roma entre fuertes medidas de seguridad, con una grave dificultad: los abogados de Todor Aivazov y Jelio Vesilev, dos de los tres búlgaros procesados por indicios de participación en el compló contra el Papa, alegarán hoy que sus clientes no pueden ser procesados por tener inmunidad diplomática. Entre tanto, la policía de Holanda investiga la posible implicación de un turco detenido recientemente en este país en posesión de un arma de la misma procedencia...

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El juicio del siglo sobre la presunta conspiración internacional en el atentado contra Juan Pablo II, el 13 de mayo de 1981, comienza hoy en Roma entre fuertes medidas de seguridad, con una grave dificultad: los abogados de Todor Aivazov y Jelio Vesilev, dos de los tres búlgaros procesados por indicios de participación en el compló contra el Papa, alegarán hoy que sus clientes no pueden ser procesados por tener inmunidad diplomática. Entre tanto, la policía de Holanda investiga la posible implicación de un turco detenido recientemente en este país en posesión de un arma de la misma procedencia que la utilizada para atentar contra el Pontífice.

Los abogados defensores de Aivazov y Vasilev basan sus postura en una reciente resolución del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya a petición de Bulgaria, según la cual, los funcionarios diplomáticos -como es el caso- no podrán ser detenidos ni procesados en el país de acogida por delitos cometidos mientras están en el cargo.Esta no es la única sombra que planea sobre un complicado proceso que debe dilucidar si hay pruebas o no de la existencia de la "pista búlgara" señalada por Ali Agca, autor material del atentado contra el Papa. Agca fue condenado a cadena perpetua el 22 de julio de 1981 y ahora comparece de nuevo en el proceso en su doble calidad de testigo y acusado. En este último aspecto debe responder de llevar una pistola introducida ilegalmente en Italia.

La parte búlgara ha aireado que el tercer acusado, Serguei Antonov, el único bajo control de las autoridades italianas, ya que los otros dos están en Sofía, está en condiciones físicas y psíquicas que le impiden efectuar "una defensa activa", por lo que puede ser solicitado un aplazamiento de la causa.

Ante todos esos problemas, los observadores italianos y búlgaros, apuntan a que el proceso será suspendido tras las primeras sesiones, una vez satisfecha parte de la expectación con que ha sido acogido el juicio, para el que se han acreditado 526 periodistas. La reanudación quedaría para después de las vacaciones estivales.

El juicio, según todos los indicios, no quedará visto para sentencia antes de seis o siete meses. El juez Severino Santiapichi es más pesimista y cree que puede durar un año. La especificidad del proceso "por indicios", una fórmula jurídica italiana a medio camino entre la mera sospecha y la existencia de pruebas, hace que todo debe quedar demostrado firmemente durante las audiencias.

Por eso, puede ocurrir de todo o no pasar nada: depende de lo que diga el "gran acusador", que en este caso no son los jueces, sino Ali Agca. Y en él reside la gran incógnita: ¿ratificará sus acusaciones de que fue ayudado en su acción por los servicios o bien volverá a reconstruir sus acusaciones modificándolas sobre la marcha?

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La defensa búlgara centrará su estrategia defensiva en la ausencia de pruebas contra Antonov, y pedirá su liberación. Queda para el desarrollo de las audiencias el saber si los asesores legales búlgaros que han viajado a Roma presentarán las conclusiones del sumario abierto en Sofía contra Al¡ Agca, por atentar contra el Estado búlgaro "con sus calumnias", con eventuales pruebas de la inocencia de Antonov y los otros dos búlgaros. Esta posibilidad fue avanzada el pasado mes de febrero, en Sofía, por el juez búlgaro Jordan Ormankov, presente ahora en la capital italiana.

Otro de los personajes clave que falta en este proceso es el turco Oral Celik. Después de estar junto a Agca en la plaza de San Pedro en el momento del atentado, se ha perdido totalmente su pista. Parece que se encuentra en algún país de Europa occidental protegido por los emigrantes afiliados a la organización fascista terrorista de los Lobos Grises La detención del turco Aslan Asmet en Holanda, durante la estancia del Papa, con una pistola similar a la utilizada en el atentado, pone sobre el tapete la importancia de Celik como testigo. Celik y Agca compraron en Austria cuatro pistolas Browning calibre 9, de las que hasta ahora sólo ha aparecido una, la que disparó Agca en la plaza de San Pedro. Según versiones que circulaban ayer en Roma, no confirmadas oficialmente, la pistola capturada a Asmet pertenece al mismo stock que compraron Agca y Celik.

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