El Gobierno considera actualmente que no hay razones para celebrar las elecciones antes de junio de 1986

El Gobierno se enfrenta a semanas importantes, que pueden condicionar una decisión aún latente sobre la fecha en la que deberán celebrarse las elecciones legislativas, según admitieron ayer fuentes próximas a Felipe González. Sin embargo, las mismas fuentes recalcaron que "la idea dominante" parece ser la de no celebrar estas elecciones antes del mes de junio del año próximo: "Las medidas económicas anunciadas por Miguel Boyer no tienen el más mínimo carácter electoralista, diga lo que diga la oposición", añadieron estas fuentes, que aceptaron "altos índices" de discrepancia en el Ejecutivo....

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El Gobierno se enfrenta a semanas importantes, que pueden condicionar una decisión aún latente sobre la fecha en la que deberán celebrarse las elecciones legislativas, según admitieron ayer fuentes próximas a Felipe González. Sin embargo, las mismas fuentes recalcaron que "la idea dominante" parece ser la de no celebrar estas elecciones antes del mes de junio del año próximo: "Las medidas económicas anunciadas por Miguel Boyer no tienen el más mínimo carácter electoralista, diga lo que diga la oposición", añadieron estas fuentes, que aceptaron "altos índices" de discrepancia en el Ejecutivo.

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El anuncio de que habrá una política de reactivación del consumo y de relanzamiento de la actividad en determinados sectores, como la construcción, hecho esta semana ante la Comisión de Economía del Congreso por Miguel Boyer, fue saludado por oposición y algunos medios informativos como un indicio de que el Gobierno tal vez está estudiando un adelantamiento de las elecciones legislativas, quizás para el próximo otoño. La tesis de la oposición, repetida de manera continuada desde hace meses, es que Felipe González pretende repetir el triunfo alcanzado en octubre de 1982 y, aprovechando la baza de la conclusión de negociaciones con la CEE, obtener de nuevo la mayoría absoluta; de acuerdo con estas teorías, el presidente no quiere arriesgar votos con el inevitable desgaste que la acción de gobernar supone, máxime cuando el resultado previsible de las elecciones autonómicas gallegas se le presenta adverso, lo mismo que el referéndum sobre la OTAN.Sin embargo, y aunque existan factores que permiten creer (la propia situación interna de la oposición entre ellos) que Felipe González puede estar pensando en anticipar las elecciones, al margen de sus declaraciones en contrario, otros muchos datos contradicen esta tesis. Mucho dependerá de lo que ocurra con las diversas reformas planteadas por los socialistas, reformas que hoy permanecen aparcadas por unos u otros motivos.

El Consejo de Ministros del próximo miércoles deberá continuar examinando el que se ha configurado como último tema de discrepancias en el seno del Gobierno, del PSOE y de la propia UGT: la reforma de la Seguridad Social. Todas las fuentes consultadas indican que los contactos mantenidos por el presidente del Gobierno con los ministros implicados -los titulares de Economía y Hacienda y de Trabajo-, así como con representantes de UGT, no han supuesto avance alguno en una cuestión que ha provocado ya la primera convocatoria de huelga general por parte de CC OO desde que el Ejecutivo socialista tomó posesión. El mismo miércoles se reunirá la ejecutiva confederal del sindicato socialista, con la Seguridad Social como punto principal en el orden del día, y la posible unidad de acción con CC OO como gran amenaza para el Gobierno.

Medios del PSOE admitieron que jamás ha estado el equipo económico de Felipe González tan sujeto a críticas y tensiones internas procedentes del propio ámbito socialista: residuos de la contestación por la reconversión industrial, reforma sanitaria, y ahora, Seguridad Social y pensiones, son algunos de los principales frentes abiertos.

Por otro lado, la parte beneficiosa de los efectos de la política anunciada por Boyer, especialmente en lo referente a la disminución de las retenciones en el impuesto sobre la renta, no comenzará a percibirse hasta pasados unos meses. Las fuentes gubernamentales consultadas por este diario se aferran a este indicio para pensar en la escasa viabilidad de un adelanto significativo de las elecciones legislativas: "No tendría sentido anticipar alpróximo otoño la disolución de las Cortes cuando renace la contestación a la política de reconversión naval, cuando muchas reformas están paralizadas y cuando aún no pueden verse los efectos de una política de creación de empleo".

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'Sería un error'

Felipe González ha declarado reiteradamente que "sería un error" anticipar las elecciones para tener menos escaños que en la actualidad -afirmación que, por otro lado, se contradice con otras en las que el presidente asegura que los sondeos conceden ahora mayor intención de voto para el PSOE que en octubre de 1982-. El presidente ha desestimado siempre las alegaciones de la oposición, que piensa que uno de los motivos para anticipar las elecciones consistiría en que, con este paso, el PSOE lograría librarse de su promesa electoral de convocar un referéndum sobre la permanencia en la OTAN. El Gobierno parece mostrarse crecientemente seguro de ganar el referéndum, máxime cuando la principal formación opuesta a la Alianza, el PCE, se encuentra debilitada por sus problemas internos.

Todo ello, y la proximidad de la visita a España de Reagan, explica que el presidente llegase, la semana pasada, a concretar una fecha inicial para la celebración del mencionado referéndum: marzo de 1986.

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