Medidas de ajuste ante la crisis

Las exportaciones han dejado de actuar como motor de la expansión

G. M.El aumento de las ventas de bienes y servicios al exterior, junto con la congelación de las compras en términos reales (sin contar los precios), aportó al crecimiento de la economía un 3% durante 1984. En otras palabras: sin ellas, el PIB habría sufrido una recesión del 1%. Para 1985, la expansión perseguida por el Gobierno debe proceder en un 75% de la demanda interna (consumo e inversión). Uno de los problemas, agravado por la desaceleración de la economía norteamericana, es que a estas alturas parece imposible sacar el 25% restante; las ventas deberían subir otro 7,6% real, y ni las ex...

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G. M.El aumento de las ventas de bienes y servicios al exterior, junto con la congelación de las compras en términos reales (sin contar los precios), aportó al crecimiento de la economía un 3% durante 1984. En otras palabras: sin ellas, el PIB habría sufrido una recesión del 1%. Para 1985, la expansión perseguida por el Gobierno debe proceder en un 75% de la demanda interna (consumo e inversión). Uno de los problemas, agravado por la desaceleración de la economía norteamericana, es que a estas alturas parece imposible sacar el 25% restante; las ventas deberían subir otro 7,6% real, y ni las exportaciones de mercancias ni el turismo u otros servicios ofrecen perspectivas suficientes.

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España obtiene de las exportaciones -datos de 1984- seis billones de pesetas (un 23,3% del PIB o de toda la demanda). En cambio, las compras cuestan 5,2 billones de pesetas (un 20,3% del valor añadido). De esa diferencia salieron los tres puntos. Por ella, la balanza de pagos por cuenta corriente -diferencia entre las compras y ventas de mercancias y servicios, fundamentalmente- mejoró en 2.068 millones de dólares. Como también subieron otro tanto la inversión extranjera y la deuda externa, las reservas de divisas se engrosaron en 4.560 millones de dólares (unos 800.000 millones de pesetas).

La otra cara del éxito

En esto ha sido un ajuste histórico, sólo comparable con el de 1978. Pero hay otra cara en esta moneda: mientras los españoles consumieron cerca de 200.000 millones de pesetas menos, transfirieron ahorro al exterior. El balance deja margen para reducir la deuda externa al tiempo que se relanza la actividad interna, Porque tener recursos ociosos y prestar dinero al exterior a través del superávit de la balanza de pagos no resulta deseable, aunque probablemente vuelva a ocurrir en 1985.

Los últimos datos disponibles en Aduanas, detectan para enero y febrero una caída del 2,4% en las ventas de mercancías contadas en dólares, frente al 34,1 % de aumento en el mismo período de 1984 (en pesetas fue del 72,4%). Otras cifras, las que proceden del registro de caja del Banco de España, indican que en el primer bimestre todavía ha mejorado la balanza por cuenta corriente -mercancías, servicios y transferencias- en 154 millones de dólares (superávit de 90 millones frente a déficit de 64 millones en enero-febrero de 1984).

Sin embargo, los desfases en los ingresos y pagos -puede ahora entrar dinero por mercancías salidas el pasado año-, así como el relativo aumento de los ingresos por turismo en enero que contienen, no permiten el optimismo. Además de la desaceleración del crecimiento delcomercio mundial (del 9% a menos de un 5% para este año) y de la apreciación de la peseta tanto frente al dólar como frente a divisas europeas, el turismo presenta peores perspectivas.

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