Sentencia sobre el proyecto de despenalización del aborto

Gobierno y oposición intercambian acusaciones sobre intenciones de reformar la Constitución

El presidente del Gobierno, Felipe González, y el portavoz del Grupo Popular, Miguel Herrero, se exigieron ayer mutuamente garantías de que en caso de ganar las próximas elecciones no reformarían la Constitución. El debate se produjo a raíz de la interpelación del Grupo Popular por unas declaraciones efectuadas el pasado mes de marzo por el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, en las que se situó en una hipotética sentencia desfavorable del Tribunal Constitucional a la ley del aborto y criticó a sus miembros por paralizar las reformas de una mayoría emanada de la voluntad popular.
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El presidente del Gobierno, Felipe González, y el portavoz del Grupo Popular, Miguel Herrero, se exigieron ayer mutuamente garantías de que en caso de ganar las próximas elecciones no reformarían la Constitución. El debate se produjo a raíz de la interpelación del Grupo Popular por unas declaraciones efectuadas el pasado mes de marzo por el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, en las que se situó en una hipotética sentencia desfavorable del Tribunal Constitucional a la ley del aborto y criticó a sus miembros por paralizar las reformas de una mayoría emanada de la voluntad popular.

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La interpelación popular contenía tres preguntas dirigidas al Gobierno sobre sus presuntas intenciones reformadoras de la Constitución, al tiempo que se pedía confirmación expresa al Gobierno de apoyo al vicepresidente. Entre otras cosas, Alfonso Guerra, en sus declaraciones de marzo, afirmó que si la sentencia del tribunal era desfavorable, el Gobierno pondría en marcha "la máquina de indultos". El presidente del Gobierno, Felipe González, dio un rotundo no a un posible cambio constitucional, y no menos contundente fue el sí dado a la pregunta de si apoyaba a su vicepresidente.Con una habilidad dialéctica que fue reconocida por todos los grupos, e incluso por el propio Herrero, que felicitó al presidente, Felipe González pasó la pelota al tejado del Grupo Popular, trasladándole la pregunta de si ellos habían abandonado sus conocidas pretensiones de reformar la Constitución. Herrero de Miñón respondió que ni a corto ni a medio plazo su grupo pretendía reformar la Constitución. "Le agradezco que haya tranquilizado a los ciudadanos", contestó Felipe González.

Fue Herrero de Miñón quien comenzó con las peticiones al Gobierno de que tranquilizara a los ciudadanos sobre sus futuros proyectos. Un silencio absoluto, por lo sorprendente, se hizo en la Cámara cuando. el portavoz popular inquirió al Gobierno: "Díganos claramente que se irán tan pronto pierdan las elecciones: esperamos que su apego al poder no les lleve a reaccionar ante una eventual derrota electoral con excesiva acritud", afirmó Herrero.

El portavoz popular, como quiera que el vicepresidente Guerra, en sus declaraciones, dijo que Montesquieu "era un señor que estaba muerto desde hace muchos años", basó buena parte de su intervención en defender la teoría de la separación de poderes y trajo a colación numerosas citas doctrinales sobre las esencias del Estado democrático frente a la perversidad del autoritario.

Temor al Gobierno

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Tácitamente unas veces y expresamente las más, Herrero de Miñón acusó a los socialistas de vocación totalitaria y reflejos despóticos. "Raro es el ciudadano que no teme ahora algo del Gobierno, incluida la UGT", dijo Herrero, para quien este Gobierno ha entrado en conflicto con todos los colectivos sociales. Según Herrero, el Ejecutivo trata de "poner en posición de firmes a los jueces", y todo ello lo deduce de las mencionadas declaraciones del vicepresidente del Gobierno.

La primera sorpresa del Grupo Popular fue cuando el presidente del Gobierno, Felipe González, subió a la tribuna de ora dores para hacer frente a la interpelación, cuando se creía que iba a hacerlo el vicepresidente. "Imagínese que le digo al señor Fraga que me asegure que si gana las elecciones y posterior mente las pierde se va a ir", dijo Felipe González en el inicio de su intervención. El presidente, tras negar que su Gobierno tuviera pensado proceder a un cambio constitucional, se preguntó sí el ¡Grupo Popular podía decir lo mismo. A partir de ese momento, González manejó numerosas citas de miembros de la derecha, todas ellas críticas a la actuación del Tribunal Constitucional.

Como culminación, tomó el Libro Blanco de AP denominado Soluciones para una década, en el que se encuentran numerosas páginas dedicadas a la necesidad de modificar algunos aspectos de la Constitución. González recordó, entre ellos, el artículo 15, por el cual queda abolida la pena de muerte. Herrero de Miñón, en su réplica, afirmó que tales cuestiones no figuraban en el programa electoral de AP, incluida la petición de restaurar la. pena de muerte en determinados supuestos. Diputados del PDP, partido coligado con AP, recordaban en los pasillos que fue iniciativa de ellos, y condición :indispensable para concurrir juntos a las elecciones, que se suprimiera del programa cualquier referencia a modificar la Constitución.

El presidente del Gobierno, en tono tranquilo, no exento de ironía y jocosidad, dijo a Herrero que, con seriedad, desde su grupo nunca se había pensado que los socialistas querían cambiar la Carta Magna. "Si nosotros hubiéramos manifestado esa intención, lo lógico es que ustedes hubieran dicho: 'Hombre, ya pensamos lo mismo", dijo González. Tras la intervención del jefe del Gobierno, Manuel Fraga abandonó el hemiciclo sin aguardar a que Herrero comenzara su réplica. El portavoz popular afirmó pausadamente que A.P no pensaba modificar la Constitución, para seguir con un capítulo de elogios a la habilidad dialéctica del presidente.

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