División entre los escritores de ficción científica

Los escritores norteamericanos de fantasía científica, que han inundado las pantallas de cine y de televisión de marcianitos y armas siderales, creando como diversión la guerra de las galaxias, están divididos sobre el proyecto de Ronald Reagan de defensa espacial, que trata de hacer reales las fantasías de su imaginación.Medios gubernamentales e incluso el propio presidente están atentos a la posición de estos escritores sobre el asunto, que normalmente, come) hizo Julio Verne con su Viaje a la Luna, han sido precursores de realidades que nadie pensaba realizables. El más conoci...

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Los escritores norteamericanos de fantasía científica, que han inundado las pantallas de cine y de televisión de marcianitos y armas siderales, creando como diversión la guerra de las galaxias, están divididos sobre el proyecto de Ronald Reagan de defensa espacial, que trata de hacer reales las fantasías de su imaginación.Medios gubernamentales e incluso el propio presidente están atentos a la posición de estos escritores sobre el asunto, que normalmente, come) hizo Julio Verne con su Viaje a la Luna, han sido precursores de realidades que nadie pensaba realizables. El más conocido de todos ellos, Isaac Asimov, ha declarado a The New York Times que todo es posible porque "vivimos en un mundo de fantasía científica, y la gente está empezando a darse cuenta de ello".

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Asimov se ha declarado contrario a la iniciativa estratégica de defensa (SDI), que pretende proteger desde el espacio a Estados Unidos contra la llegada de los misiles intercontinentales soviéticos. Incluso se ha visto obligado a abandonar el consejo directivo de la sociedad L-5, que agrupa a 8.000 personas interesadas en la promoción de la exploración espacial, porque se opone al plan de Reagan.

"No creo que la defensa espacial sea factible, y pienso que nadie lo cree seriamente", ha dicho el prolífico Asimov. "Es sólo un invento para lograr la quiebra económica de los soviéticos. Pero nosotros quebraremos también. Es una posición a lo John Wayne".

Sin embargo, el presidente de la sociedad L-5, el doctor Philip Chapman, ha afirmado que el SDI puede ser la salvación de la Humanidad y que la organización debe apoyarlo. En su opinión, el Pentágono "necesita recursos extraterrestres, o probablemente lunares, para construir el sistema de defensa espacial".

Arthur C. Clarke, autor de 2001, una odisea en el espacio, piensa lo contrario, y ha afirmado que los planes para crear un escudo invulnerable en el espacio son "obscenidades tecnológicas". Clarke testificó en el Congreso contra el proyecto de defensa espacial, y ha sugerido que el Gobierno estadounidense lo abandone y prepare misiones conjuntas con los soviéticos para llegar a Marte.

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Al proyecto no le faltan, sin embargo, defensores en el mundo de los escritores de fantasía científica, como Jerry Pournelle, quien afirma que "el papel histórico de los militares es construir caminos hacia las nuevas fronteras y proteger a los pioneros. El proyecto es uno de los mejores caminos para adentrarse en el espacio, y la estrategia de la supervivencia asegurada es mejor que la actual de la destrucción mutua". Además, añade el autor de El martillo de Lucifer, "se habla mucho de la militarización del espacio, pero los océanos llevan mucho tiempo militarizados y eso no ha impedido su uso por los civiles".

Para otros autores, como Frederick Polil, la militarización del espacio ha recortado los programas espaciales civiles e impedirá que lleguemos a tener "una base en la Luna o una nave tripulada en Marte".

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