Kaare Willoch: "El Estado no es tan buen inversor como las compañías privadas"

El primer ministro noruego, el conservador Kaare Willoch, afirma que "el Estado no es tan buen inversor como las compañías privadas" y por eso hay dudas sobre el modo de emplear los excedentes de capital procedentes del petróleo. La futura evolución del dólar y de los precios del crudo son cuestiones capitales para la economía noruega, para las que Willoch sólo pide estabilidad.Willoch afirma que Noruega es un país muy importador y que ahora su Gobierno está interesado en incrementar la cooperación económica y en estimular a las compañías noruegas a que se establezcan en el exterior. "Trabajam...

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El primer ministro noruego, el conservador Kaare Willoch, afirma que "el Estado no es tan buen inversor como las compañías privadas" y por eso hay dudas sobre el modo de emplear los excedentes de capital procedentes del petróleo. La futura evolución del dólar y de los precios del crudo son cuestiones capitales para la economía noruega, para las que Willoch sólo pide estabilidad.Willoch afirma que Noruega es un país muy importador y que ahora su Gobierno está interesado en incrementar la cooperación económica y en estimular a las compañías noruegas a que se establezcan en el exterior. "Trabajamos sobre la base de que las inversiones en el exterior han de hacerlas las propias compañías, pero discutimos los métodos de hacer posible que las compañías consigan los capitales necesarios para invertir en el exterior. El problema es que la mayoría de ese dinero pertenece al Estado, que no es tan buen inversor como las compañías privadas", dice Willoch, poco partidario de la intervención estatal en la economía.

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Al dirigente noruego no le agrada la evolución del dólar y considera que sería "de gran interés para todo el mundo y el objetivo de los principales países tratar de estabilizar los mercados monetarios", porque "estas fuertes fluctuaciones crean dificultades para el crecimiento y para el comercio internacional e introducen un elemento de incertidumbre que nunca es bueno".

La independencia noruega es un quebradero de cabeza para el petróleo y cuando se le pregunta a Willoch qué espera de la evolución de los precios del crudo en 1985, se ríe antes de contestar que "no quiero influir sobre los precios del petróleo". El primer ministro es consciente de la impopularidad de una política económica que ha duplicado el paro en el país, si bien la cifra es apenas el 4%. "No se ha perdido mucho apoyo y tampoco estoy sorprendido en absoluto", dice. En 1981, año en que los socialdemócratas fueron derrotados por una coalición conservadora, "Noruega había perdido competitividad en el exterior, se iba camino de incrementar el paro y era necesaria una política de reducción de la inflación, de reducción de los costes de producción, y ésa es la política que hemos hecho", dice.

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