INVERSIONESDESGRAVACIÓN

Los inversores particulares han perdido los 'papeles'

Los contribuyentes españoles se preparan para realizar las convenientes inversiones antes de que finalice el año con vistas a deducir la cuota del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Para el presente ejercicio continúa en vigor la norma de desgravar el 15% para todas aquellas inversiones cualificadas, hasta el tope del 30% de la base imponible.Pero no es ésa la novedad. Lo verdaderamente alarmante es que el papel, como llaman los especialistas a los títulos a la venta, brilla por su ausencia. Y no es por falta de emisiones, tanto oficiales como privadas.

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Los contribuyentes españoles se preparan para realizar las convenientes inversiones antes de que finalice el año con vistas a deducir la cuota del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Para el presente ejercicio continúa en vigor la norma de desgravar el 15% para todas aquellas inversiones cualificadas, hasta el tope del 30% de la base imponible.Pero no es ésa la novedad. Lo verdaderamente alarmante es que el papel, como llaman los especialistas a los títulos a la venta, brilla por su ausencia. Y no es por falta de emisiones, tanto oficiales como privadas.

Hace unos días se hizo pública la noticia de que en las emisiones que restan del Tesoro hasta final de año sólo se ha podido cubrir una quinta parte, aproximadamente, de la demanda, por lo que el prorrateo se hace inevitable.

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Pero aún hay más: las últimas emisiones de bonos eléctricos -todavía se pueden ver anuncios de alguna emisión al 13,75%-han terminado casi en su totalidad en manos de la banca y cajas de ahorro. Los particulares han tenido pocas oportunidades de adquirir estos títulos, que son de los más rentables que hoy ofrece el mercado de activos financieros.

Lo mismo ocurre con otros empréstitos en período de suscripción, cuya búsqueda y captura está ocasionando muchos dolores de cabeza a los gerentes de las sociedades de cartera o de gestión de patrimonios.

El apetito de la banca

La explicación a este fenómeno es obviamente la previsión de que prosiga el descenso de los tipos de interés, por lo que conviene adquirir cuanto antes toda una serie de emisiones antes de que las nuevas salgan al mercado con unos rendimientos menores.Aunque eso no justifica totalmente la increíble falta de oferta que vive el mercado. Lo cierto es que las entidades financieras, especialmente la banca, se enfrentan a mediados de¡ próximo mes de diciembre a la renovación de unos 800.000 millones de pesetas en pagarés del Tesoro y buscan colocar sus cuartos en aquellas emisiones más rentables.

Esta coyuntura favorece las opiniones de aquellos analistas que vienen defendiendo lo interesante que se ha vuelto para los contribuyentes la inversión en suscripciones de renta variable (la bolsa) que sumen cierta seguridad y rentabilidad -a través del pago de dividendos- a la posibilidad de acogerse a la desgravación. Quizá en este sentido sobresalgan los valores eléctricos, que en estos momentos ofrecen rentabilidades medias superiores al 15%, y que preparan nuevas ampliaciones.

Tampoco terminan aquí las oportunidades inversoras. Por ejemplo, aún es posible encontrar papel de la emisión de bonos del Instituto de Crédito Oficial (ICO), que di o comienzo el pasado día 12 y que finaliza el 1 de diciembre. Estos títulos, de 10.000 pesetas nominales, ofrecen una rentabilidad nominal del 14% a cuatro años (19,603% contando con la desgravación), y del 14,25% a cinco y seis años (18,580% con desgravación) y además cuentan con la garantía de un organismo del Estado.

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