Discrepancias en el Gobierno ante el deseo de Boyer de centrar el debate sobre 'el estado de la nación' en los aspectos económicos

El Consejo de Ministros estudiará hoy, entre otros asuntos, las líneas generales del discurso que el presidente, Felipe González, pronunciará ante el Congreso de l9s Diputados el próximo día 23, así como la estrategia del posterior debate parlamentario sobre el estado de la nación. Medios gubernamentales han admitido la existencia de dos tendencias en el seno del Gabinete: una de ellas, representada por el ministro de Economía, Miguel Boyer, trata de que este debate se centre de manem fundamental en los problemas económicos; y el otro sector predica que una parte importante del discurso del pr...

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El Consejo de Ministros estudiará hoy, entre otros asuntos, las líneas generales del discurso que el presidente, Felipe González, pronunciará ante el Congreso de l9s Diputados el próximo día 23, así como la estrategia del posterior debate parlamentario sobre el estado de la nación. Medios gubernamentales han admitido la existencia de dos tendencias en el seno del Gabinete: una de ellas, representada por el ministro de Economía, Miguel Boyer, trata de que este debate se centre de manem fundamental en los problemas económicos; y el otro sector predica que una parte importante del discurso del presidente dirigido a la nación contenga "un mensaje de esperanza basado también en aspectos no económicos".

Miembros de la práctica totalidad de los grupos parlamentarios del Congreso, con la lógica excepción de los socialistas, criticaron el tono "vago" y "vacío" de la comunicación enviada por el Gobierno a la Cámara en la noche del lunes, texto que teóricamente sirve de base a la discusión parlamentaria.La comunicación afirma que la economía española "se ha inscrito positivamente entre los países que han experimentado una mejora económica, y ha progresado favorablemente en el proceso de ajuste". Más adelante, indica que la ampliación y protección de los derechos sitúan a España "a la cabeza de los países más respetuosos con las libertades", y hace referencias generales a cuestiones de política internacional, racionalización de las Administraciones públicas, y, especialmente, a la futura integración en la CEE, respecto a la cual señala que "es notorio el avance conseguido".

"Esperemos que el discurso del presidente en el debate tenga algo más de contenido que la comunicación que hemos conocido ahora", ha opinado el portavoz de la Minoría Catalana, Miquel Roca, quien ayer aún preparaba su intervención en este debate político que marcará, de paso, el ecuador del mandato socialista.

Fuentes cercanas al Gobierno expresaron ayer su creencia de que la comunicación enviada al Congreso es tan sólo "una guía detemas" y que el presidente, en su discurso y en los posteriores debates con los portavoces de otros grupos, revelará alguna cuestión básica referente a sus planes para el futuro. "Por ejemplo, resulta probable que se dé un paso adelante en cuanto a la aceptación de que nuestro país siga en la OTAN, aunque siempre condicionando tal aceptación a la adhesión, en tiempo y forma, a la CEE", dijo ayer un ministro.

Caso de que esta idea siga adelante, el debate sobre el estado de la nación sería el marco aprovechado por Felipe González para cumplir su promesa de revelar su posición personal al respecto -y, por tanto, la de su Gobierno- antes de que se celebre el 302 Congreso del PSOE, a mediados de diciembre. De paso, el presidente se adelantaría también a los nuevos debates sobre el tema que se producirán en el seno del PSOE cuando, a comienzos de noviembre, se celebre la segunda parte de los congresos provinciales del partido, preparatorios del congreso federal.

Sin embargo, en el seno del Gobierno socialista se adivina cada vez más nítidamente una tendencia opuesta a basar toda la política gubernamental en temas económicos y de política exterior. La discusión iniciada el pasado miércoles en el Consejo de Ministros ya dejó claro que una parte importante del Gabinete trata de que el debate sobre el estado de la nación no se limite a una mera sucesión de datos macroeconómicos, sino que se haga hincapié en cuestiones telativas a la ampliación de las libertades de los ciudadanos, mejora de la calidad de vida, etcétera. Ello explicaría que en la comunicación enviada por el Gobierno al Congreso se toquen más insistentemente de lo que viene siendo habitual puntos relativos a la protección de las libertades, independencia del poder judicial o perfeccionamiento del proceso autonómico, cuestión esta última que varios ministros consideraron la pasada semana "clave y algo relegada" en cuanto a oferta de soluciones.

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Tácticas del debate

Este sector del Gabinete contrario a ceñir el debate a los problemas económicos juzga que hasta ahora se ha insistido excesivamente sobre esos aspectos y que, de cara a los dos próximos años, "será necesario trazar una línea divisoria que aporte nuevas cosas a la vida de los ciudadanos". Hasta ahora, el discurso formal del Gobierno y del propio presidente se ha visto, en opinión de este sector, excesivamente ligado al Ministerio de Economía y Hacienda.Si el Gobierno no parecelener aún completamente perfilada su táctica ante el debate sobre el estado de la nación, algo semejante ocurre con una mayoría de las formaciones de oposición. El Grupo Popular ha puesto especial interés, en esta ocasión, en la coordinación entre los diversos partidos coligados, para que no ocurra algo semejante a lo sucedido el año pasado con motivo del debate de los presupuestos, cuando el PDP se mostró ruidosamente disconforme con la propuesta de un portavoz de AP para que desaparezcan varios departamentos ministeriales.

Por lo demás, Manuel Fraga, portavoz de Coalición Popular, pondrá el acento, según medios de la oposición conservadora, en las promesas que el presidente ha incumplido en relación con los puntos tratados en el debate sobre el estado de la nación desarrollado en 1983.

Ni el Grupo Vasco ni la Minoría Catalana, ni los centristas, ni el PCE, ni el Centro Democrático y Social (CDS) tenían ayer plenamente decididas sus estrategias para este debate, aunque prácticamente todos ellos coincidían en resaltar la "falta de ideas" de que adolece, en su opinión, el comunicado enviado el lunes por el Gobierno a las Cortes.

Manuel Fraga (Coalición Popular), Miquel Roca (Minoría Catalana), Marcos Vizcaya (Grupo Vasco), Luis Ortiz (UCD), Santiago Carrillo (PCE), Adolfo Suárez (CDS) y Juan María Bandrés (Euskadiko Ezkerra) serán, con toda probabilidad, los encargados de participar en el debate en representación de Sus partidos políticos.

Asimismo, y de acuerdo con medios próximos a la Moncloa, cabe la posibilidad de que algún ministro intervenga, en apoyo del presidente, en este acto parlamentario.

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