El encuentro entre Reagan y Gromiko concluyen sin ningún acuerdo

Por primera vez desde su llegada a la Casa Blanca, hace casi cuatro años, el presidente Ronald Reagan fue ayer anfitrión de una alta personalidad soviética, el ministro de Exteriores, Andrei Gromiko. "En mi opinión, el encuentro ha hecho avanzar la causa de la paz", señaló el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, tras el encuentro que duró tres horas y media y en el cual no se llegó a ningún acuerdo, salvo el de no cerrar los contactos entre los dos países.

Shultz precisó que el principal resultado del encuentro fue que las dos superpotencias habían llegado al acuerdo de "...

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Por primera vez desde su llegada a la Casa Blanca, hace casi cuatro años, el presidente Ronald Reagan fue ayer anfitrión de una alta personalidad soviética, el ministro de Exteriores, Andrei Gromiko. "En mi opinión, el encuentro ha hecho avanzar la causa de la paz", señaló el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, tras el encuentro que duró tres horas y media y en el cual no se llegó a ningún acuerdo, salvo el de no cerrar los contactos entre los dos países.

Shultz precisó que el principal resultado del encuentro fue que las dos superpotencias habían llegado al acuerdo de "permanecer en contacto". El secretario de Estado agregó que hoy mantendrá un nuevo encuentro con Gromiko, y señaló que Reagan y el ministro soviético de Asuntos Exteriores habían tenido una discusión "filosófica" sobre la naturaleza de las relaciones entre Washington y Moscú y sobre lo que es necesario "para hacerlas progresar", fundamentalmente en lo que concierne a "la importancia de tratar la amenaza nuclear". Ninguna negociación ha sido establecida, sin embargo, a este respecto.Según, Shultz, el objetivo de EE UU era "despejar" la atmósfera entre los dos países, algo que no se ha logrado "completamente, pero en lo que se ha verificado un progreso".

Al día siguiente de su agresivo discurso en la ONU, Gromiko se mostró ayer "esperanzado" a su llegada a la Casa Blanca, aunque reconoció que era "demasiado pronto" para hablar de conclusiones. Reagan, que estrenaba con este encuentro su nueva diplomacia de mano tendida hacia el Kremlin, se refirió a la necesidad de que "todos reaccionemos con esperanza" para detener el deterioro de las relaciones entre los dos países.

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