La niebla obligó a Juan Pablo II a aplazar su visita a Fort Simpson

El avión en el que viaja Juan Pablo II hubo de realizar ayer una escala técnica en el aeropuerto canadiense de Yellowknife, en los Territorios del Noroeste, al no haber podido aterrizar en Fort Simpson a causa de la niebla. Sin embargo, según informa nuestro enviado especial Juan Arias, el Papa intentará por todos los medios mantener hoy la visita a este enclave donde le esperan indios y esquimales, aún a costa de sacrificar parte de su agenda prevista para la ciudad de Otawa.

La comitiva papal iba a esperar un tiempo prudencial a que las condiciones meteorológicas mejoraran en Yellowkn...

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El avión en el que viaja Juan Pablo II hubo de realizar ayer una escala técnica en el aeropuerto canadiense de Yellowknife, en los Territorios del Noroeste, al no haber podido aterrizar en Fort Simpson a causa de la niebla. Sin embargo, según informa nuestro enviado especial Juan Arias, el Papa intentará por todos los medios mantener hoy la visita a este enclave donde le esperan indios y esquimales, aún a costa de sacrificar parte de su agenda prevista para la ciudad de Otawa.

La comitiva papal iba a esperar un tiempo prudencial a que las condiciones meteorológicas mejoraran en Yellowknife, antes de suspender la etapa y dirigirse a Vancouver.La jornada de ayer fue particularmente agitada para el Pontífice y para quienes le siguen. Primero, tuvo que cambiar de avión en la capital de Alberta, Edmonton, debido a un fallo mecánico en el Boeing 727 de Air Canada que debía transportarle. Después, voló en un Boeing 737 de la Pacific Western. Airlines hasta Fort Simpson, localidad que hubo de sobrevolar durante 20 minutos antes de que el aparato pusiera rumbo a Yellowknife, capital de la provincia y situada a 250 kilómetros de Fort Sipmson, en -cuyo pequeño aeropuerto 150 miembros de la Real Policía Montada tuvieron que improvisar una operación de seguridad.

En este aeródromo, el avión papal se detuvo a repostar, mientras se esperaba una mejora en las condiciones atmosféricas que permitiera cumplir el programa previsto. Ya el día anterior, el Pontífice tuvo que hacer frente a un contratiempo cuando se vio obligado a suspender su descanso en Jasper, en las montañas Rocosas, debido al mal tiempo.

Según supo el enviado especial de EL PAÍS de fuentes muy bien informadas, el Papa tenía previsto ayer realizar en la tarde de hoy su forzosamente aplazada visita a la pequeña localidad de Fort Simpson, donde viven apenas mil pobladores, su último encuentro con los pueblos nativos de Canadá. Durante tres horas, iba a estar con unos 5.000 indios canadieneses, en su mayoría de la etnia Dene, y esquimales Inuit, ante quienes pensaba urgir al Gobierno para que concediera a la población nativa plenos derechos. Muchos de ellos viajaron a pie o en canoas desde largas distancias para ver al Papa y han anunciado que no abandonarán la localidad sin cumplir su propósito de ver al Pontífice. Ambos hechos conmovieron a Juan Pablo II y le determinaron a proseguir su intento hoy.

Stephen Kakfwi, portavoz de los indios, dijo ayer que la visita papal a Fort Simpson, por su resonancia mundial, abrirá una nueva era "en el difícil camino de nuestras reivindicaciones como pueblo con derechos propios".

Las 5.000 personas estaban recogidas en una ciudad de tiendas de campaña y, entre ellas, había varios centenares de peregrinos que habían acudido desde alejadas reservas para asistir a la ceremonia.

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Los organizadores esperaban encontrar en Fort Simpson a unos 20.000 visitantes, pero se cree que el número será menor dado el mal tiempo reinante.

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