La CEE continuará en los próximos años su reconversion industrial, tras reducir un 47,7% la capacidad naval

ENVIADO ESPECIALLa Comunidad Económica Europea (CEE) continuará en los próximos años la reconversión de los astilleros, cuya capacidad ha sido reducida desde 1975 en un 47,7% (hasta 2,6 millones de registro bruto) según declaró ayer en Santander Rolf Moeher, director comunitario de reestructuración industrial. En aceros, donde calificó el problema de "mayor pero menos dificil", antes, de 1986 deberá ser achatarrada una capacidad de producción de 27,5 millones de toneladas, sobre los, 162 que tenía en 1980. Sin llegar a decir explícitamente que en España la respuesta a la crisis resulta ...

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ENVIADO ESPECIALLa Comunidad Económica Europea (CEE) continuará en los próximos años la reconversión de los astilleros, cuya capacidad ha sido reducida desde 1975 en un 47,7% (hasta 2,6 millones de registro bruto) según declaró ayer en Santander Rolf Moeher, director comunitario de reestructuración industrial. En aceros, donde calificó el problema de "mayor pero menos dificil", antes, de 1986 deberá ser achatarrada una capacidad de producción de 27,5 millones de toneladas, sobre los, 162 que tenía en 1980. Sin llegar a decir explícitamente que en España la respuesta a la crisis resulta más lenta, afirmó que es tan necesaria que debe ría hacerse incluso si nuestro país no fuera candidato a la integración en Europa.

Aún cuando Moeher mostró una posición liberal pura, en el sentido de que la reconversión ha de ser permanente y, han de hacerla las empresas, no los gobiernos, dijo sobre España que las industrias en crisis tienen que ser reestructuradas si no pueden salir de ella por sus propios medios.

Durante la conferencia -en el curso sobre reconversión que organiza en Santander la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en colaboración con la fundación Francisco Largo Caballero- el representante de la Comunidad Económica Europea (CEE) coincidió con otros ponentes en que la emergencia de nuevos países industrializados que producen a costes laborales unitarios muy inferiores, ha provocado una nueva división internacional del trabajo, reforzada por la captación de capitales y nuevas tecnologías que han logrado.

Entre los países que empujan a la CEE hacia una mayor competitividad, citó Japón, Corea del Sur, Brasil y México, y también -"quizá les sorprenda a ustedes"- España. Sobre nuestro país, el conferenciante declinó dar más valoraciones por no estar sometida a la disciplina de la CEE. Respecto a la Comunidad, Moeher señaló que no tiene un programa de reconversión, aunque habrá de reducir más su capacidad en los sectores citados y quizá en otros como el automóvil, además de ampliar su actividad en las tecnologías de información y en el ahorro y sustitución de energías basadas en el petróleo. Puso como ejemplos el de Corea del Sur, que vende barcos un 40% más baratos que los europeos, y el de las tecnologías informáticas de las empresas comunitarias, que alcanzan un 18% de la demanda mundial, mientras que la producción conjunta de los países miembros sólo ronda el 8,4%.

Frente al "europesimismo del que nos acusan los amerícanos", dijo Moeher que la CEE tiene algunas ventajas -haber iniciado primero la reconversión, una capacidad tecnológica y de investigación y un nivel de formación muy alto- combinadas con el talón de Aquiles de la, a veces, demasiada alta concentración de industrias tradicionales en algunas regiones.

La unidad del mercado

La concentración de los efectos regionales en España volvió ayer al debate y dio lugar al presidente de la comisión de Industria del Congreso, José María Triginer, a advertir sobre el peligro de mayor ruptura de la unidad de mercado en España respecto al Mercado Común si se mantiene la actitud de algunas comunidades autónomas. A su juicio, éstas tienen en España un exceso de participación en los procesos y están lejos del modelo comunitario, que prohibe de forma expresa que los países ayuden a las empresas en dificultades. Mencionó el caso de la máquina herramienta, situada en un 70% en el País Vasco, cuyo Gobierno ha decidido ayudarla, con lo cual si el Gobierno central no le secunda resultarían perjudicadas el resto de las empresas, mecanismo que fuerza a su pesar las decisiones centrales. Según Triginer, debido a la inevitable carencia de protagonismo de los trabajadores ante la reconversión, el Parlamento fortalecerá a sindicatos y patronales, perjudicadas por la crisis, con la decisión gubernamental de someter a su consideración parte de los presupuestos.

En contraste con otras ponencias, la del representante de la CEE evidenció que el Mercado Común se aplica, de las tres formas de reconversión posibles (anónima o no coordinada, de carácter privado y liderada por empresas dominantes, y de carácter público) la segunda citada y en España la última. Pero también que no todos los agentes sociales entienden la reconversión de la misma forma, motivo que ha llevado a los organizadores del seminario a intentar aumentar de información y superar las cargas negativas que rodean al tema, según afirmó Vicente Jiménez Marín, director gerente de la fundación Largo Caballero.

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