Los campesinos bloquean las carreteras de acceso a la región de la cocaína en Bolivia

Fuerzas de los tres ejércitos y de la policía han sido concentradas ante la región del Chapare, en el centro del país, para tratar de desmantelar el más importante centro de producción de cocaína de Bolivia. Mientras tanto, los campesinos de la región, que viven del cultivo de la coca, bloquearon ayer las carreteras que conducen al Chapare.

El envío de las tropas fue decidido por el Gobierno el martes tras declarar la región zona militar y desencadenar una guerra abierta a las bandas de traficantes de droga que imponen su ley en el Chapare.

La decisión gubernamental pu...

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Fuerzas de los tres ejércitos y de la policía han sido concentradas ante la región del Chapare, en el centro del país, para tratar de desmantelar el más importante centro de producción de cocaína de Bolivia. Mientras tanto, los campesinos de la región, que viven del cultivo de la coca, bloquearon ayer las carreteras que conducen al Chapare.

El envío de las tropas fue decidido por el Gobierno el martes tras declarar la región zona militar y desencadenar una guerra abierta a las bandas de traficantes de droga que imponen su ley en el Chapare.

La decisión gubernamental puede provocar enfrentamientos entre las fuerzas militares y los traficantes, quienes disponen de ejércitos privados con un armamento más moderno que el de las tropas bolivianas. Según los observadores, los responsables del tráfico de droga no abandonarán, sin combatir una zona en donde sus actividades les proporcionan 2.500 millones de dólares anuales (más de 400.000 millones de pesetas).

Las autoridades militares bolivianas informaron ayer que hablan fracasado las negociaciones con los dirigentes campesinos de la región para conseguir que las operaciones se desarrollasen sin incidentes.

En el Chapare, de unos 19.000 kilómetros cuadrados, están asentadas unas 400.000 personas dedicadas a la producción de hojas de coca y a la elaboración de cocaína de la que Bolivia es el primer productor mundial.

Los campesinos mascan la hoja de coca desde hace milenios, pero este consumo sólo supone la décima parte de la producción total unas 104.000 toneladas anuales.

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A la decisión del Gobierno no son ajenas, según los observadores, las presiones de Estados Unidos, que, al parecer, amenazó a Bolivia con congelar la ayuda económica si Bolivia no se comprometía a fondo en la lucha contra los narcotraficantes.

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