La visita de Craxi, nuevo espaldarazo internacional al régimen comunista de la RDA

La visita del primer ministro italiano, Bettino Craxi, a la República Democrática Alemana -la tercera de un jefe de Gobierno occidental en dos semanas- supone un espaldarazo para la westpolitik del dirigente Erich Honecker, que el próximo mes de septiembre quiere visitar la República Federal de Alemania y en octubre espera recibir al primer ministro de Francia.

El comunicado final de la visita de Craxi expresa sin tapujos las diferencias entre los dos países al hablar de "diferente valoración de los motivos que provocan la peligrosa situación" actual. Traducido claramente, esto signific...

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La visita del primer ministro italiano, Bettino Craxi, a la República Democrática Alemana -la tercera de un jefe de Gobierno occidental en dos semanas- supone un espaldarazo para la westpolitik del dirigente Erich Honecker, que el próximo mes de septiembre quiere visitar la República Federal de Alemania y en octubre espera recibir al primer ministro de Francia.

El comunicado final de la visita de Craxi expresa sin tapujos las diferencias entre los dos países al hablar de "diferente valoración de los motivos que provocan la peligrosa situación" actual. Traducido claramente, esto significa que Craxi habló de los SS-20 como causa de la tensión y Honecker habrá mencionado sin duda los Pershing 2.Con sus anteriores huéspedes -Olof Palme y Andreas Papandreu-, Honecker encontró más puntos de coincidencia en la exigencia de crear zonas libres de armas atómicas en Escandinavia, Europa central y los Balcanes que con Craxi.

Sin embargo, Honecker y Craxi coinciden, con el lenguaje ritual de estos comunicados, en que "por el interés de un futuro pacífico de los pueblos hay que hacer todo para rebajar las tensiones y el peligro de confrontación militar, especialmente en Europa".

El jefe del Estado y del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED, comunista) ha dado con la visita de Craxi un nuevo impulso a su política hacia el Oeste (westpolitik), que cuenta con el visto bueno de Moscú.

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