El Gobierno uruguayo rechaza las exigencias de liberación de Wilson Ferreira Aldunate

El presidente uruguayo, general Gregorio Álvarez, dijo ayer que su Gobierno no admite presiones internas ni externas al referirse a las gestiones por la liberación del líder del Partido Nacional o blanco, Wilson Ferreira Aldunate, detenido el 16 de junio cuando regresaba al país tras un exilio de 11 años. Cuando trascendió a la calle el rechazo del general a la puesta en libertad de Ferreira, miles de habitantes de Montevideo mostraron su desacuerdo mediante un caceroleo que se escuchó a lo largo de toda la capital uruguaya.

En conferencia de prensa, Álvarez respondió a las p...

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El presidente uruguayo, general Gregorio Álvarez, dijo ayer que su Gobierno no admite presiones internas ni externas al referirse a las gestiones por la liberación del líder del Partido Nacional o blanco, Wilson Ferreira Aldunate, detenido el 16 de junio cuando regresaba al país tras un exilio de 11 años. Cuando trascendió a la calle el rechazo del general a la puesta en libertad de Ferreira, miles de habitantes de Montevideo mostraron su desacuerdo mediante un caceroleo que se escuchó a lo largo de toda la capital uruguaya.

En conferencia de prensa, Álvarez respondió a las preguntas de los periodistas locales, a quienes elogió por la dignidad con la cual interrogan, "en contraste con lo ocurrido hace unos días", cuando el ministro del Interior, general Julio Rapela, fue puesto en aprietos por la Prensa internacional y debió escuchar la calificación de payasesco para el Gobierno.

El presidente uruguayo atacó duramente al Partido Nacional o blanco por proponer a Ferreira Aldunate a la primera magistratura cuando hacía siete años que permanecía reclamado por la justicia militar uruguaya.

Álvarez dijo también que no estaba dispuesto a otorgar ninguna gracia especial para extinguir delitos comunes. El mandatario señaló los delitos cometidos por Wilson Ferreira Aldunate, ofreció detalles de sus contactos con la subversión y los perjuicios que eventualmente creó al país por frenar la asistencia militar y crediticia internacional.

Álvarez se esforzó por justificar la actuación de la justicia militar y dijo que el procesamiento de Ferreira se produjo por una ley que sancionaron los propios políticos en julio de 1972, cuando "nos fueron a buscar a los cuarteles para combatir a la guerrilla".

Ratificó después los esfuerzos del ejército por democratizar el país, acusó a los políticos de "estar buscando votos" a toda costa y expresó que confiaba en los uruguayos y en los partidos para llegar en paz al 25 de noviembre, fecha prevista para las elecciones.

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Ante las elecciones

Interrogado sobre las declaraciones del Departamento de Estado norteamericano de que la detención de Ferreira Aldunate puede poner en peligro las elecciones, dijo que "es una preocupación".Señaló luego que el Departamento de Estado siempre ha cuidado de no inmiscuirse en los asuntos internos uruguayos y que el Gobierno no toleraría una eventual injerencia.

Sobre el paro cívico convocado por la totalidad de los partidos políticos para el próximo día 27, cuando se cumplen 11 años del golpe de Estado, el mandatario uruguayo manifestó que lo único que se logrará "es que los trabajadores pierdan un jornal".

Insistió en que el Gobierno de Montevideo tiene las metas muy claras, que ningún integrante del poder ejecutivo aspira a cargos políticos y que las presiones "no tienen sentido".

El general Álvarez exhortó a buscar soluciones por medio del diálogo y el acuerdo político y mostró preocupación por la negativa de los partidos a encontrar normas que eviten en el futuro los problemas de años atrás, cuando los tupamaros desataron la violencia en el país.

Las discrepancias entre políticos y militares existen desde que éstos pretenden imponer normas autoritarias al futuro Gobierno. Álvarez señaló por último que "lo único que pretendemos son normas de emergencia, que serán utilizadas por un Gobierno elegido por el pueblo".

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