Mitterrand aborda hoy en Moscú el 'deshielo' franco-soviético

CORRESPONSAL François Mitterrand, viajará hoy a la URSS, por primera vez desde que accedió al poder, en mayo de 1981, para entrevistarse con las autoridades de este país. En el actual contexto internacional, y máxime teniendo en cuenta que las relaciones París-Moscú son difíciles, nadie espera que este encuentro, que terminará el próximo sábado, ofrezca resultados concretos, salvo que se produzca alguna sorpresa, no probable, en torno al caso Sajarov.

Los medios oficiales franceses, en vísperas del inicio del periplo de Mitterrand, que se desplazará de Moscú a Volgogrado, puntual...

CORRESPONSAL François Mitterrand, viajará hoy a la URSS, por primera vez desde que accedió al poder, en mayo de 1981, para entrevistarse con las autoridades de este país. En el actual contexto internacional, y máxime teniendo en cuenta que las relaciones París-Moscú son difíciles, nadie espera que este encuentro, que terminará el próximo sábado, ofrezca resultados concretos, salvo que se produzca alguna sorpresa, no probable, en torno al caso Sajarov.

Los medios oficiales franceses, en vísperas del inicio del periplo de Mitterrand, que se desplazará de Moscú a Volgogrado, puntualizan que, en el mejor de los casos, al término de las entrevistas de Mitterrand con los máximos responsables del Kremlin "conseguiremos indicaciones interesantes sobre la visión que tienen los soviéticos de una eventual reanudación del diálogo entre el Este y el Oeste". El objetivo es, pues, bien modesto. Sin embargo, el viaje es casi histórico porque, desde que el general De Gaulle estableció relaciones privilegiadas con Moscú en los años sesenta, los encuentros anuales al más alto nivel entre Francia y la patria del comunismo no se habían interrumpido.

Fue el presidente socialista, Mitterrand, quien cortó en seco y amenazó a los responsables de la URSS, desde que fue elegido en 1981, con un boicoteo diplomático mientras no retiraran sus tropas de Afganistán. La falta de respeto por los derechos del hombre en la Unión Soviética ha sido otro argumento utilizado en París para retrasar la normalización de las relaciones; y no menos lo ha sido la cuestión de los euromisiles: Mitterrand, desde un primer momento, en este terreno, fue explícito, al señalar que su campo es Occidente, y que su paraguas defensivo frente al Pacto de Varsovia es la Alianza Atlántica. Todo ello ha incomodado profundamente a Moscú, pero parece llegada la hora de "reanudar un diálogo", sin muchas más esperanzas, ni diplomáticas ni económico-bilaterales.