La investidura del presidente de la Generalitat

El 'calvario' socialista

Los insultos a los socialistas en el parque de la Ciutadella -pero no durante el recorrido de la manifestación- fueron el único incidente que se registró en el acto multitudinario de ayer en apoyo a Pujol. El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, tuvo que soportar fuertes silbidos y varios insultos, al abandonar el Parlament en su coche oficial después de la intervención del dirigente socialista Raimon Obiols, y, consecuentemente, antes de que fuera elegido Pujol como presidente. Obiols salió del Parlament poco después del término de la sesión, acompañado de varios diputados socialistas. Tam...

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Los insultos a los socialistas en el parque de la Ciutadella -pero no durante el recorrido de la manifestación- fueron el único incidente que se registró en el acto multitudinario de ayer en apoyo a Pujol. El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, tuvo que soportar fuertes silbidos y varios insultos, al abandonar el Parlament en su coche oficial después de la intervención del dirigente socialista Raimon Obiols, y, consecuentemente, antes de que fuera elegido Pujol como presidente. Obiols salió del Parlament poco después del término de la sesión, acompañado de varios diputados socialistas. También fue abucheado y hubo de ser protegido, al entrar en el coche, por la Policía Autonómica.El clima antisocialista que se registró ayer era palpable en los gritos, las pancartas y las pegatinas de los concentrados. "Borde, borde, borde, del PSOE el que no vote", gritaban los miles de manifestantes. "PSC, botifler", (PSC, traidor), exclamaban igualmente. "En monarquía o en república, los socialistas contra Cataluña", rezaba una pancarta. "Felipe V, 1714. Franco, 1939. Felipe González, 1984", decía otra.

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El ayuntamiento acordonó el acceso al Parlament y la dotación habitual de la Policía Autonómica fue sensiblemente reforzada. En previsión de incidentes, las autoridades gubernativas habían movilizado a cerca de medio millar de agentes de la Policía Nacional, algunas docenas discretamente apostadas dentro del recinto, aunque lejos del edificio que alberga la Cámara. Un helicóptero de la Generalitat sobrevoló la manifestación.

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