Fiestas de San Isidro

B. B. King, el rey del 'blues', entusiasmó anoche a los 8.000 espectadores que llenaban el Palacio de los Deportes

B. B. King, considerado en el mundo artístico como el rey del blues, entusiasmó ayer a las 8.000 personas que llenaban el Palacio de los Deportes y en el que menudeaban los treintañeros. Su aparición hizo poner de pie a unos asistentes que ya no se sentaron en toda la noche. Por la mañana, y ante un millar die espectadores, el levantador de piedras Inashio Perurena intentó en la plaza Mayor, sin exito, batir la plusmarca mundial que él mismo ostenta. La afluencia a estos actos sigue la misma tónica del concierto del domingo por la noche cuando Ana Belén y Víctor Manuel lograron un lleno absolu...

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B. B. King, considerado en el mundo artístico como el rey del blues, entusiasmó ayer a las 8.000 personas que llenaban el Palacio de los Deportes y en el que menudeaban los treintañeros. Su aparición hizo poner de pie a unos asistentes que ya no se sentaron en toda la noche. Por la mañana, y ante un millar die espectadores, el levantador de piedras Inashio Perurena intentó en la plaza Mayor, sin exito, batir la plusmarca mundial que él mismo ostenta. La afluencia a estos actos sigue la misma tónica del concierto del domingo por la noche cuando Ana Belén y Víctor Manuel lograron un lleno absoluto. En ese acto destacó la presencia del alcalde, Enrique Tierno, que fue recibido con una gran ovación del público puesto en pie, mientras pasaban despercibidos los ministros del Interior, José Barrionuevo, y de Sanidad, Ernest Lluch.

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Riley Ben King, verdadero nombre de B. B. King, actuó ayer en un ambiente caldeado previamente por el grupo Pegasus. El público aprovechó el descanso para cambiarse de tribuna e intentar situarse a pocos metros del escenario. La salida de B. B. King fue recibida en medio de una ovación de gala y la puesta en pie de numerosos espectadores que, por efecto multiplicador, obligaban a adoptar la misma postura a sus vecinos de asientos traseros.Así, de pie, el público bailó, dio palmas, y se dejó llevar por los blues interpretados por el artista de color. En el exterior se conformaron con oír el sonido, no tan lejano, unas decenas de jóvenes que no lograron encontrar entradas en la escasa reventa que se organizó.

Por la mañana, el frío y la lluvia no impidieron que desde primeras horas se concentrara en el corazón del Madrid de los Austrias cerca de un millar de espectadores, que presenciaron la exhibición de deporte rural vasco. El campeón mundial de levantamiento de piedra, el navarro Inashio Perurena intentó batir su propia plusmarca y levantar cuatro veces seguidas, en dos tandas de cinco minutos, una piedra cilíndrica de 250 kilos de peso. Pero no logró su objetivo. En la primera tanda todo fue bien, pero en la segunda el forzudo Perurena no consiguió alzar la piedra hasta la altura necesaria.

El público presenció también cómo El León de Marquina y Agustín Unamunzaga arrastraban una piedra de 600 kilos, y el corte de un tronco situado a cinco metros de altura, a cargo del aizkolari Gabriel Saralegui.

"Madrid me mata de gusto"

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En un ambiente relajado y con el público sentado plácidamente, comenzó su actuación el pasado domingo en el Palacio de los Deportes el cantante valenciano Joan Baptista Humet, que habló de libertad y se ganó al público con canciones como Clara, El tímido y El extranjero.Al filo de la medianoche, el renovado Víctor Manuel, que lucía una nueva imagen, vestido con pantalones de cuero negro, camisa roja y negra, y corbata negra, y Ana Belén, peinada con un cola de caballo, salían al escenario del Palacio de los Deportes. La actuación de la pareja provocó entuasiasmo entre los espectadores y alcanzó situaciones de delirio general cuando interpretaron una canción en la que hablan de la Patria. El público, en pie, puño en alto, coreó lleno de entusiasmo: "Aquí cabemos todos o no cabe ni Dios".

Entre el entusiasmo general, Víctor y Ana se despidieron, aunque tuvieron que salir en repetidas ocasiones al escenario, lo que obligó a Ana Belén a afirmar que "Madrid me mata, pero de gusto".

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