Caótico escrutinio electoral en El Salvador, donde Duarte se perfila como presidente

El caos de la jornada electoral en El Salvador se prolonga con el escrutinio. Casi tres días después del cierre de los colegios electorales, el Consejo Central de Elecciones hizo públicos los primeros resultados oficiales, relativos tan sólo a cinco mesas, con unos cientos de votos, del departamento de San Vicente.

A pesar de la derrota en esta localidad del candidato democristiano, José Napoleón Duarte (que quedó en tercer lugar tras el líder del Partido de Conciliación Nacional, Francisco José Guerrero, y el ultraderechista candidato de ARENA, Roberto D'Aubuisson), está totalmente cla...

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El caos de la jornada electoral en El Salvador se prolonga con el escrutinio. Casi tres días después del cierre de los colegios electorales, el Consejo Central de Elecciones hizo públicos los primeros resultados oficiales, relativos tan sólo a cinco mesas, con unos cientos de votos, del departamento de San Vicente.

A pesar de la derrota en esta localidad del candidato democristiano, José Napoleón Duarte (que quedó en tercer lugar tras el líder del Partido de Conciliación Nacional, Francisco José Guerrero, y el ultraderechista candidato de ARENA, Roberto D'Aubuisson), está totalmente claro su triunfo a nivel nacional y se presenta como máximo favorito a la elección presidencial en la segunda vuelta, en la que deberá enfrentarse a D'Aubuisson.A pesar del caos en el desarrollo de la votación y en el escrutinio, el riesgo de una impugnación que obligue a repetir los comicios está descartado. Todas las fuerzas en disputa asumen que habrá una segunda vuelta a finales de abril en busca de la mayoría absoluta que el domingo rozó, según los datos de la democracia cristiana (PDC), José Napoleón Duarte, que tendrá enfrente, como único rival, a Roberto d'Aubuisson.

Según los cálculos que maneja el PDC, con el 95% de las actas ya en su poder, Duarte obtendrá el 45% de los sufragios, por un 29% de D'Aubuisson. El líder ultraderechista, que la semana pasada se mostró confiado en ganar con el 52%. de los votos, se limita a repetir los resultados de 1982, lo que supone un duro revés para sus aspiraciones.

Su oponente, José Napoleón Duarte, es el símbolo de la felicidad. Ha progresado cinco puntos sobre los últimos comicios y está tan cerca de la mayoría absoluta que nadie le discute un cómodo triunfo en la segunda vuelta.

Los patrocinadores norteamericanos, con el embajador Thomas Pickering a la cabeza, pasan como sobre ascuas por encima del caos del sistema electoral, para poner el énfasis en la concurrencia masiva a las urnas. El líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, James Wright, después de contemplar el espectáculo electoral, asegura que los salvadoreños "han demostrado una vez más una gran valentía por alcanzar la democracia" y que "no sería justo negarle la asistencia militar que necesita para combatir a la guerrilla".

En opinión del congresista demócrata, las elecciones han sido un buen argumento para que Estados Unidos otorgue asistencia militar por un importe de 93 millones de dólares (unos 1.400 millones de pesetas). Tanto él como el embajador estadounidense coinciden con Duarte al elogiar la neutralidad observada por las fuerzas armadas.

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Thomas Pickering ha destacado el hecho de que dos tercios del electorado consiguieran votar a pesar de las dificultades que les planteó el sistema. Es una participación mucho mayor de la que suele registrarse en Estados Unidos.

Gobierno, partidos políticos y observadores estadounidenses coinciden en que las irregularidades de la jornada electoral fueron una consecuencia de un esquema excesivamente sofisticado que se diseñó para evitar cualquier sospecha de fraude.

Contra la violencia

El candidato democristiano opina que, por encima de otras cosas, las elecciones han demostrado una inequívoca decisión popular de oponerse al fascismo y al comunismo. "La concurrencia masiva a las urnas es un voto de castigo a la guerrilla. El escrutinio revela además que más del 707. del electorado votó contra la violencia y los escuadrones de la muerte".

Una vez definida la situación, aunque no haya un solo resultado oficial, han pasado a segundo término las innumerables irregularidades cometidas el domingo. Nadie se muestra excesivamente preocupado por la desaparición de 150 urnas (75.000 votos potenciales) que nunca llegaron a su destino y que se encuentran en paradero desconocido.

Todos saben también que en el estadio La Flor Blanca funcionó un centenar de urnas sin registro. A pesar de la manifiesta ilegalidad de este procedimiento, tampoco nadie ha planteado la anulación de estas papeletas. Esto es sólo la muestra más grosera de una maquinaria que se rompió por todas partes.

Duarte afirma que, a pesar de todos estos problemas, sería injusto invalidar la voluntad de un pueblo que acudió a votar soportando largas caminatas y colas de varias horas.

El partido democristiano se propone tan sólo exigir que se investiguen todos los casos denunciados y se castigue a los culpables de acuerdo con la ley.

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