Continúa abierta la crisis comunitaria

El problema de la contribución británica

El problema británico viene bloqueando el desarrollo de la CEE desde 1979, fecha en que terminó el período transitorio del Reino Unido en cuestiones financieras. Mitterrand atribuyó parte del problema a la "aún reciente adhesión" del Reino Unido, que no ve el tema europeo de la misma forma que los países fundadores de la CEE. Londres ingresa más en las arcas de Bruselas de lo que recibe de ellas. El saldo neto desfavorable ronda los 2.000 millones de ECU (unidades de cuenta europea), o 260.000 millones de pesetas anuales, debido a que los británicos pagan mucho en concepto de aranceles y gravá...

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El problema británico viene bloqueando el desarrollo de la CEE desde 1979, fecha en que terminó el período transitorio del Reino Unido en cuestiones financieras. Mitterrand atribuyó parte del problema a la "aún reciente adhesión" del Reino Unido, que no ve el tema europeo de la misma forma que los países fundadores de la CEE. Londres ingresa más en las arcas de Bruselas de lo que recibe de ellas. El saldo neto desfavorable ronda los 2.000 millones de ECU (unidades de cuenta europea), o 260.000 millones de pesetas anuales, debido a que los británicos pagan mucho en concepto de aranceles y gravámenes a las importaciones de productos de países terceros, dada su herencia colonial.La otra cara de la. moneda es que el Reino Unido recibe menos que otros países de la CEE, ya que tiene una pequeña pero rentable agricultura. Por ello quiere frenar los gastos agrícolas de la CEE, que devoran un 60% del presupuesto de la CEE. Pero algunos datos cantan en favor del Reino Unido. Londres entrega a la CEE un 23,6% del total. de los ingresos de ésta. Recibe sólo un 13% sin cheque de sus gastos. Es decir, que el déficit es 10 veces mayor que el francés, siendo, por otra parte, más pobre -absoluta y relativamente- que su vecino francés.

Un problema filosófico

El tema ha salido en una y otra cumbre. Y en Stuttgart, en junio de 1983, quedó finalmente ligado a la reforma global de la CEE. En cierto sentido, Thatcher puede esperar a que se agrave la crisis financiera de la CEE. Este año ya faltarán fondos. Y de todos los dirigentes europeos es la que goza de una posición política más firme en su propio país.Pero a estas alturas el problema deja de ser puramente pecuniario para convertirse en filosófico. Londres no quiso sumarse en 1957 al Tratado de Roma. Sólo reticentemente ingresó en la Comunidad en 1973. La CEE no es muy popular para los británicos. La última encuesta de opinión arrojaba un 55% de contrarios al Mercado Común.

Un día de niebla, el canal de la Mancha estaba cerrado y los aeropuertos no funcionaban. "El continente está aislado", comentó un británico, según una famosa historia.

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