La "intransigencia", de Margaret Thatcher bloqueó el primer día de la 'cumbre' que celebra la CEE en Bruselas

Pasada la una de la madrugada de hoy, los jefes de Estado y de Gobierno de los diez países miembros de la CEE finalizaron en Bruselas, sin acuerdo, la primera sesión de la cumbre europea, que continuará hoy, y en la que se intenta avanzar en la reforma interna de la propia Comunidad. Ayer, la postura inflexible de la primera ministra británica bloqueó el avance en las negociaciones para la reforma interna de la CEE. Margaret Thatcher insistió en situar el techo de la aportación neta del Reino Unido al presupuesto comunitario en 500 millones de ECU (unos 65.000 millones de pesetas anuales).
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Pasada la una de la madrugada de hoy, los jefes de Estado y de Gobierno de los diez países miembros de la CEE finalizaron en Bruselas, sin acuerdo, la primera sesión de la cumbre europea, que continuará hoy, y en la que se intenta avanzar en la reforma interna de la propia Comunidad. Ayer, la postura inflexible de la primera ministra británica bloqueó el avance en las negociaciones para la reforma interna de la CEE. Margaret Thatcher insistió en situar el techo de la aportación neta del Reino Unido al presupuesto comunitario en 500 millones de ECU (unos 65.000 millones de pesetas anuales).

A la salida de la cena celebrada en el castillo de Valduchesse, el primer ministro italiano, Bettino Craxi declaró: "La señora Thatcher ha dicho que no a todo". La posición británica, obligaría a los demás países ,miembros a conceder un cheque de más de 1.400 millones de ECU al Reino Unido para cubrir la contribución neta de este país, que se elevaba a 2.000 millones de ECU. La exigencia de la primera ministra británica fue acogida con excepticismo por los demás representantes comunitarios. El propio François Mitterrand, en su calidad de presidente del Consejo de Ministros de la CEE, comentó a Margaret Thatcher al conocer su postura: "Creí que había venido a esta cumbre para hacer un esfuerzo". El propio presidente francés añadió a la salida de la primera sesión negociadora que no era "ni optimista ni pesimista", y subrayó refieriéndose a la postura de la primera ministro británica: "o es una táctica, y esto se arregla, o no lo es, n cuyo caso no arreglaremos nada". Esta posición causó consternación entre los demás países miembros de la CEE. Las delegaciones alemana y danesa mostraron también su decepción, reconociendo que "la Dama de Hierro no había cambiado nada en cuatro años". Sin embargo, el portavoz de la delegación británica rechazó las acusaciones de "intransigencia" hacia su país por su posición, señalando que los comentarios de las demás delegaciones resultaban" aburridos" y ya eran conocidos, y que no los tomaba "demasiado en serio". El portavoz británico anunció también que su país aceptará el 1,4% de la recaudación del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) como límite máximo para destinar a las arcas comunitarías, por debajo de la propuesta francesa, que planteaba que se elevara hasta el 2%.La República Federal de Alemania, Holanda, Dinamarca y el propio Reino Unido rechazaron la introducción de una tasa sobre materias grasas, mientras que Irlanda e Italia plantearon su oposición al recorte de la producción lechera, acordada por los ministros de Agricultura la pasada semana. Sin embargo, al final de la primera sesión, el portavoz alemán manifestó que el paquete Stuttgart no se rompe, con lo que continuará adelante el calendario y las fechas fijadas para finalizar las negociaciones para la adhesión de España y Portugal. La reunión -la primera de este género bajo la batuta del jefe del Estado francés, François Mitterrand- fue variando a lo largo del día en el tono de las declaraciones. Si Thatcher había acudido "con un espíritu positivo pero muy decidido", pronto rechazaría la oferta francesa como base de acuerdo, por "incompleta y oscura", pidiendo un nuevo texto.

Los debates, siguiendo la lógica de intentar antes suprimir las "escorias del pasado", para abordar luego el futuro de la casa, se organizaron en tomo a la propuesta presentada por París. En un momento de crisis financiera de la CEE se comenzó, pues, por las medidas para un mayor rigor presupuestario en la Comunidad. En esta cuestión se fraguó un acuerdo general sobre la necesidad de que este rigor se aplicase de modo que los gastos de la CEE no fuesen aumentando más rápidamente que sus ingresos disponibles. Mitterrand insistió, sin embargo, en que este rigor no se aplicase al desarrollo de nuevas políticas comunitarias que representan el futuro de la CEE. Thatcher pidió aún mayor rigor que el propuesto en el texto francés.

Thatcher flexibilizó algo su postura respecto a la contribución a la CEE. Ya no busca una solución eterna y permanente a su problema, sino un sistema que durara tanto como durarán los nuevos recursos financieros sobre los que tendría que pronunciarse esta cumbre. La Dama de Hierro quiere que se calcule la contribución británica en base a la riqueza relativa per cápita de cada país, en una comunidad de doce. Es decir, que acepta compartir el coste de la ampliación a España y Portugal.

¿Un acuerdo en Bruselas a cualquier precio? Sí, si este precio lo paga, una vez más, la RFA. En la situación actual, Bonn garantiza un 28% del presupuesto de la CEE. Y le correspondería pagar un 36% del cheque de reembolso al Reino Unido.

Los jefes de Estado y de Gobierno abordaron posteriormente el aumento de los recursos financieros de la CEE, la reforma de los fondos de ayuda estructurales -que interesa a los países del Sur-, la ampliación de la CEE -debería fijarse hoy la fecha del 30 de septiembre para el fin de las negociaciones- y las nuevas políticas industriales de la CEE.

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