Muchas sospechas, ninguna certeza

Como en el caso de la voladura de la Emba ada de Estados Unidos en Beirut, el 18 de abril de este año, con un saldo de 69 muertos, entre los que figuraban 17 norteamericanos, es poco probable que las investigaciones consigan algún día determinar con exactitud la autoría política del. doble atentado perpetrado ayer en Líbano por dos conductores suicidas, cuyos cuerpos destrozados no pocItán ser identificados.La matanza de más de 150 militares franceses y norteamericanos de la fuerza multinacional de apoyo al Gobierno legal libanés, encabezado por el presidente Amin Gemayel, ha tenido lug...

Como en el caso de la voladura de la Emba ada de Estados Unidos en Beirut, el 18 de abril de este año, con un saldo de 69 muertos, entre los que figuraban 17 norteamericanos, es poco probable que las investigaciones consigan algún día determinar con exactitud la autoría política del. doble atentado perpetrado ayer en Líbano por dos conductores suicidas, cuyos cuerpos destrozados no pocItán ser identificados.La matanza de más de 150 militares franceses y norteamericanos de la fuerza multinacional de apoyo al Gobierno legal libanés, encabezado por el presidente Amin Gemayel, ha tenido lugar nueve días antes de que se celebre en Ginebra el congreso de reconciliación libanesa, que deberá poner término a nueve años de guerra civil en Líbano y que, al parecer, no se va a suspender.

Los contingentes de EE UU y Francia fueron los únicos de la fuerza multinacional, de la que forman también parte Italia y el Reino Unido, que solicitaron durante la última guerra civil, en septiembre, la intervención de su marina y de su aviación para acallar los cañones drusos que bombardeaban sus posiciones.

Los combatientes antigubernamentales drusos cuentan con la ayuda material de Damasco, lo que en un principio refuerza la tesis de la conexión siria en los atentados de ayer.

Resulta, sin embargo, difícil imaginar que dos mercenarios o militantes prosirios acepten suicidarse al volante de sendos camiones repletos de explosivos con tal de vengar a los drusos muertos bajo las bombas occidentales y torpedear la operación de apoyo norteamericano y europeo al presidente Gemayel.

Sólo el fanatismo religioso de los chiitas iranles seguidores del ayatollah Jomeini puede, en opinión de los observadores, explicar la actuación de unos kamikazes que con su suicidio sirven acaso los intereses de Irán, pero también los de Siria, país que puede incluso haber alentado la acción violenta de ayer, tendente a provocar la salida de Líbano de la fuerza multinacional.

Al margen del tradicional contencioso norteamericano-iraní, el régimen de Jomeini tiene también motivos de enojo con París por la entrega al régimen de Bagdad de cinco aviones Super Étendard.