La tremolación del estandarte de los Reyes Católicos
La tradición de la ceremonia de la tremolación del estandarte de los Reyes Católicos, popularmente conocido en Granada como el pendón, en el interior de la capilla Real de la catedral granadina, responde al cumplimiento de la voluntad reflejada en el testamento del rey Fernando y recuerda el final de la guerra contra los musulmanes, que fue celebrado el 2 de enero de 1492 haciendo ondear el estandarte desde la torre de la Vela, en el recinto amurallado de la Alhambra. Ayer fue la primera vez en la historia que la ceremonia estuvo presidida por los Reyes de España.La tremolación del pend...
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La tradición de la ceremonia de la tremolación del estandarte de los Reyes Católicos, popularmente conocido en Granada como el pendón, en el interior de la capilla Real de la catedral granadina, responde al cumplimiento de la voluntad reflejada en el testamento del rey Fernando y recuerda el final de la guerra contra los musulmanes, que fue celebrado el 2 de enero de 1492 haciendo ondear el estandarte desde la torre de la Vela, en el recinto amurallado de la Alhambra. Ayer fue la primera vez en la historia que la ceremonia estuvo presidida por los Reyes de España.La tremolación del pendón se realiza dos veces al año: el día 2 de enero, en conmemoración del rendimiento del último rey nazarita, Boabdil el Chico, y el 12 de octubre, fecha del aniversario del descubrimiento de América. Ambas efemérides fueron ayer catalogadas por las distintas personalidades que pronunciaron discursos, incluido el rey Juan Carlos, como los hitos más importantes y trascendentales de la historia de España.
Fernando el Católico ordenó en su testamento que su espada o estoque de ceremonias permaneciera a su muerte en la ciudad de Granada, al igual que el estandarte real que se había utilizado durante la llamada guerra de reconquista del reino nazarita, para que con ellos se celebrara la ceremonia de la tremolación .
A la muerte del rey católico, el concejo de Granada y el cabildo de la capilla Real de la catedral granadina instaron a la testamentaria del monarca a que cumpliera lo estipulado. Una vez que los símbolos reclamados fueron entregados por la reina doña Juana (Juana la Loca), la ceremonia cívico-religiosa comenzó a celebrarse regularmente todos los años.