Relaciones públicas sin precedentes

A pesar de las dudas y vacilaciones que los medios de comunicación soviéticos tuvieron durante los primeros días de la crisis del jumbo surcoreano, los observadores occidentales en Moscú coinciden en afirmar que el Kremlin emprendió durante la semana pasada su más intensa campaña de relaciones públicas que recordarse pueda.Ni la crisis de los cohetes de Cuba de 1962 ni la tensión generada tras la invasión de Afganistán en diciembre de 1979 dieron lugar a tantas explicaciones. En esas dos ocasiones, los lectores soviéticos llegaron a encontrar muy pocas referencias a estos conflictos....

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A pesar de las dudas y vacilaciones que los medios de comunicación soviéticos tuvieron durante los primeros días de la crisis del jumbo surcoreano, los observadores occidentales en Moscú coinciden en afirmar que el Kremlin emprendió durante la semana pasada su más intensa campaña de relaciones públicas que recordarse pueda.Ni la crisis de los cohetes de Cuba de 1962 ni la tensión generada tras la invasión de Afganistán en diciembre de 1979 dieron lugar a tantas explicaciones. En esas dos ocasiones, los lectores soviéticos llegaron a encontrar muy pocas referencias a estos conflictos.

Cierto es que en esta ocasión las versiones del Kremlin se han presentado a veces de manera bastante contradictoria y han tenido que pasar 10 días antes de que se reconociera oficialmente que fue un caza soviético el que derribó al jumbo surcoreano que llevaba 269 personas a bordo.

FÉLIX BAYÓN, Moscú

G.-D., Londres

Sin embargo, esta vez los soviéticos han tenido a su alcance más información oficial que nunca y, sobre todo, mejor presentada que otras veces. El sábado por la noche se llegó quizá a la culminación de esta campaña de relaciones públicas cuando tres de los pilotos que participaron en la caza del jumbo aparecieron en las pantallas de televisión en un momento de gran audiencia. Su presencia ante las cámaras servía para animar la tantas veces monótona lectura de comunicados oficiales, como la sosa tipografía de los periódicos se enriquecía con la ayuda de un poco frecuente y detallado mapa.

Los soviéticos, que habitualmente no tienen acceso a ningún tipo de información militar a través de sus periódicos, han podido leer ahora cómo en el lugar en que fue derribado el jumbo se encuentran vitales instalaciones de cohetes.

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